domingo, 16 de diciembre de 2012
Mis cinco nietos
Luego, desde el campo del Cerro de Reyes (¿por dónde andará Cachola, que ni se le oye ni se le ve?) se divisa el reloj cojo de la fuente de los millones, en el cruce de la carretera de Olivenza. Ese reloj da la hora y la fecha y los grados, pero solo para los vecinos de abajo, los de la calle del que fue alcalde Sinforiano Madroñero, porque los de la carretera de Olivenza sólo ven en el dichoso reloj un puntito. Luego, en el cruce del Puente Real con la carretera de La Granadilla, como está cerca la Torre de Caja Badajoz, pues vamos mejorando. Ese tira bien (lo de la Caja ya no es lo mismo). Y atravesando con la del alba ya un poco más despejada seguimos igual, no se ven ni los olivos. Más adelante, de regreso a la civilización, el reloj del Hotel Rio también lleva un cuarto de hora de retraso…
El del Venero ya va bien, que estamos en Santa Marina. Esto es Badajoz, así son los campos de la patria mía que dijo alguien… Tanta es la desidia que se observa en algunas cosas que a veces hasta yo mismo cuando me siento en el pupitre a escribir miro bien bajo el teclado por si alguien me ha puesto allí un concejal o una frutería. Que para el caso es casi lo mismo (y no hace falta explicarlo, no me pidan que lo haga, que estoy muy cansado porque acabo de recibir la llegada de mi quinto nieto, Teresa, que ha llegado con la Luna Nueva y se suma a Rubén, Jara, Ricardo y Manuel, todo un equipazo).
(En la imagen, uno de los relojes trampa que pone el ayuntamiento de Badajoz para confundir a los visitantes sobre la hora y la temperatura y el día y el mes y casi el siglo en que vivimos en Badajoz) (Texto publicado en la edición impresa de HOY el 14 de diciembre de 2012)
miércoles, 28 de noviembre de 2012
La burra no llega al pesebre
O habrá que saber si en la parroquia de San Agustín va a estar de nuevo el misterio con su burra, sus chozos echando humo, sus posadas de puertas abiertas, sus gallinitas, y su buey y sus pastores ronroneando a la PAC o si van a ponerle a la casa del herrero techos con placas solares o habrá alguna ocurrencia de nuestro presidente Monago aplicable al belén (algún caganer, por ejemplo, para echarle la pata a los catalanes, que es lo que se lleva ahora).
O, ainda mais, si en el rosario de deseos entrará el que por fin el concejal de las tonterías se ocupe de poner en hora todos los relojes públicos de Badajoz, que hay señores empleados del servicio de Limpieza que cuando pasan por la ‘autopista’ no saben si es hora de entrar a trabajar o la hora de salir. Pero, bueno, lo del Papa es lo más, que ha dicho (http://www.fratefrancesco.org/esp/navid.ratz.htm ) que ya no hay burra que llegue al pesebre, que lo del buey es un cuento chino, que ni estrella ni leches, que ya está bien y que el pesebre no da para más. A vé…
(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 28 de noviembre de 2012) (¡Ah!, lo de la foto son vacas, cerca del pantano de Nogales, no son las de la portada del disco de Pink Floyd)
viernes, 9 de noviembre de 2012
Los olores de Badajoz
Fue la glosa de los olores de Badajoz la que le valió un premio al periodista José María Pagador Otero (¿donde andas, Pepe?) que escribió “el Badajoz de los ciegos”, un cariñoso recorrido por la ruta que supuestamente hacía un ciego cada día y se iba guiando por el olor de rosas en San Francisco, el olor de los calamares de la Calle Zurbarán en Los Corales, el olor de los churros de Saymu en la calle del Obispo, el olor que salía incluso del antiguo jardín del Obispado…
Ha pasado felizmente el tiempo de aquellas penurias y hoy los olores han de ser muy otros. Son los purines, me dice la autorizada voz del poeta Santiago Corchete que, como experto profesional de la agricultura que sigue siendo, sabe detectar los olores con los que ha convivido décadas pateando el campo extremeño. Sean unos u otros, menos mal que el agua ha barrido las calles, ha aliviado los olores y se ha depositado en nuestros embalses. Y todo ello sin costarle un euro al ayuntamiento.
(En la foto, el lugar por el que estaba el caño de la Cambota, que fue definitivamente encauzado aguas abajo del azud. Este texto ha sido publicado en la edición impresa de HOY el 9 de noviembre de 2012)
lunes, 5 de noviembre de 2012
Luis Trinidad, el de la pala de oro
A Luis Trinidad, el contratista de obras más vinculado a la pequeña historia de Badajoz, le han reclamado algunos arreglos en la carretera del cementerio y allá que se ha ido con sus cuadrillas de trabajadores, aunque ahora la mayoría está en el paro. A los 73 años años, este hombre que se inventó para los anales periodísticos de Badajoz la historia de "la pala de oro", ha dicho adiós a las contratas, a su familia y a la vida. Su nombre era uno de los que más sonaba en la mesa de sesiones de la Comisión de Gobierno del ayuntamiento de Badajoz, porque era raro el día en que no había que recurrir de urgencia a él para alguna de las variadas incidencias urbanísticas que presentaba la ciudad.
Y eso ocurrió con los sucesivos alcaldes de Badajoz, Jaime Montero de Espinosa, Luis Movilla, Manolo Rojas, Gabriel Montesinos y Miguel Celdrán, a quienes ayudó a reparar las múltiples averías de este viejo Badajoz. Con sus máquinas y con sus trabajadores, siempre estaba Luis Trinidad al frente de cuanta obra de urgencia había que acometer en Badajoz. No hubo socavón en el que no tuviese que intervenir. Y fue su humor el que sirvió para hacer popular una historia que a lo largo de 20 años de periodismo nos ayudó a todos a llevar adelante con humor lo que no era más que una realidad cierta, la que esconde la pala de oro que en Badajoz muchos estamos aún buscando. Gracias, Luis Trinidad.
La imagen puede valor como homenaje a Luis. Una carretilla y una pala, restos de un trabajo de albañilería en la calle del Obispo en Badajoz. (Este texto ha sido publicado en Cartas a HOY el domingo día 4 de noviembre de 2012)
sábado, 27 de octubre de 2012
El tanatorio merecido
viernes, 12 de octubre de 2012
San Roque y la pizarra, la tiza, la vida
He tenido en mi vida la inmensa fortuna de ser maestro, de ejercer mi primera profesión en las Escuelas Virgen de Guadalupe en Badajoz, aunque eran otros tiempos y los equipos directivos eran quizá más humanos. Y siento tener que decir que antes eran más humanos que los de ahora. En mis inicios profesionales del Magisterio, que después abandoné, yo aprendí con una treintena de chiquinos a ser maestro.
No me llamaban profesor, sólo y nada menos que maestro. Y eso es lo más importante, me han dicho ahora aquellos chiquinos a los que acogí como tutor allá por el año 1971 del siglo pasado. Sus padres, en su mayoría sanroqueños machas de Badajoz, los depositaban a nuestro cuidado para que tratáramos de moldearlos, de hacer que supieran enfrentarse al mundo. Aquella fue una promoción maravillosa, con chiquinos que enseguida aprendieron a encararse a la pizarra, a la tiza, a la vida. Hacíamos dictados llenos de uves y bes manifiestamente enrevesados, con equis y con haches entremezcladas como las de los desahuciados, los harapientos, la hipotenusa o los inhábiles.
Eran tiempos de mapas mudos y copiábamos textos inmejorables -yo quise que leyeran-, ora Juan Ramón, ora Valhondo, ora Federico, hasta Kipling... respirábamos el aire puro de San Roque en Badajoz, mientras el señor Pedro nos impedía entrar y salir por la puerta principal (Carretera de la Corte, 117, ponía en los sobres y los cuadernos de notas), nos reíamos con el señor José al que decíamos El Turco sin que entonces estuviera mal visto llamar a alguien sarraceno. O el Hermano Muro poniendo esparadrapos y dando mercromina a Clemente Sansinena o Paco Cidoncha que se habian 'encontrado' .
Vivía Pepe el del bar (¿y su niña, aquella niña, dónde estará?), en su local que luego compró la Caja de Ahorros de Badajoz. Y la señora Felisa, que nos vendìa las galletas de coco que me compraban Pepe Balsera o José María Solís o las medias lunas tan resabrosas... No había autobús, el Bar La Esquina era de verdad una esquina con su mostrador alto hasta que llegó Amancio, el Bar Club era la casa de Don José, Berna su hermano sonreía con la cara eternamente colorada en el Bar Sevilla o el Bar Madrid, el campo de fútbol era un barrizal increíble sin luz de noche, El Mudo andaba por allí queriendo besarnos a todos, llenándonos la cara de baba y con cuánto cariño me acuerdo de él y de sus besuqueos, benditos fueran y fueron (¿qué fue de él, lo sabe alguien?).
Todo aquello fue una oportunidad única de aprender a ser maestro, gracias a aquella treintena de chiquinos que hoy están a punto de entrar en el medio siglo, benditos todos ellos, unos con más fortuna en la vida, otros con menos,... Sanroqueños de lujo, eso es lo que todos ellos fueron y a los que nos sumamos los que llegamos de fuera (José Luis López Rojas llegó desde Granada) para aprender en Badajoz, en este San Roque tan humano, tan macha, tan nuestro. Sólo una palabra en mayúsculas: Gracias. Vosotros sí sois maestros.
(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 12 de octubre de 2012)
viernes, 5 de octubre de 2012
Los desahuciados del sistema
lunes, 24 de septiembre de 2012
Los vasos democráticos, en 'El Arco Iris'
martes, 4 de septiembre de 2012
Cuando no hacen falta candiles
Allá por los estertores del siglo pasado (que veinte años no es nada, han dejado escrito y cantado por ahí) cuando un gobernador civil (el Poncio, se le decía) ya no era jefe provincial del Movimiento (el movimiento se demuestra andando) al entonces Poncio de Badajoz, el socialista José Luis Romero García, le invitaron a inaugurar el edificio restaurado del ayuntamiento de mi pueblo, Salvaleón. El alcalde de aquellos tiempos, José Gómez Trigo, desoyó los consejos de su concejal Pedro Cruz, El Chino, y se subió a pelo al estrado ante el entonces presidente de la Junta, Rodríguez Ibarra, y el citado poncio. Y como no se había preparado ni unas líneas maestras ni unos apuntes, pues se quedó perplejo ante el auditorio que esperaba sus palabras bajo la mirada atenta de sus dos jefes politicos, Ibarra y Romero García (que eran poco amigos, como se contará algún día en esas memorias de a pie de calle que ó Ibarra o el mismísimo Pedro el Chino podrían escribir). “Esto es lo que hay”, debió pensar José Gómez, que dijo para resumir el espíritu inaugural una frase que a buen seguro no figura en los manuales de los expertos en comunicación, pero que vale un potosí. Podría haber dicho el alcalde que su Corporación o el Gobierno de Mérida o Madrid habían levantado un edificio democrático enterrando los mismos cimientos del anterior decimonónico, pero suprimiendo el calabozo, símbolo de privación de libertad, que siempre fue tabú en nuestro pueblo y en el que hasta algún paisano se quitó la vida, temeroso de los métodos de la Guardia civil de mediados del siglo pasado. Pero no, no se le ocurrió, aunque es hombre espontáneo y ocurrente hasta el extremo de que el mismísimo Curro Romero hubo de replicarle a las puertas de la Maestranza en una señalada tarde taurina sevillana, en la que en la cola de las entradas Gómez le preguntó “¿qué haces aquí Curro, cómo no estás en el paseíllo?” y Curro le dijo, “¿usted no ha visto los carteles? ,yo no voy a torear esta tarde, vengo a eso, a ver los toros… desde la barrera”. De anécdotas como esas está lleno el historial de José Gómez Trigo, al que un día hice llegar hasta las barbas del presidente de la Diputación, su correligionario León Romero Verdugo, saltándonos la cola de alcaldes gracias a los buenos oficios de Paco Zurrón, que se arriesgó a los enojos de alcaldes y otras gentes más principales, que se quedaron atrás viendo colarse a aquel alcalde que creían paleto y al plumilla aquí firmante. El día del discurso aquel, en la Plaza de España de Salvaleón (que ya no es lo que era, que no, que la han okupado de diversas maneras), el alcalde José Gómez Trigo se dirigió a los porrineros presentes y a los dos ilustres inauguradores y les dijo, sencillamente, señalando la fachada del ayuntamiento: “Bueno, cuando las cosas están a la vista no hacen falta candiles”. Y se quedó tan pancho. Y ahí sigue, paseando su tercera juventud por las calles de nuestro pueblo.
sábado, 25 de agosto de 2012
¡Vaya con las vallas!
miércoles, 15 de agosto de 2012
Mwst, el IVA alemán del agua
lunes, 30 de julio de 2012
Guadalupe, mi escuela
En la imagen aparecen conmigo Miguel Caballero, Miguel Lucas, Paco Sansón, servidor con las barbas y Antonio Regalado
Corría el principo de los 70 del siglo pasado. Aún siendo yo un pardillo recién titulado en la Escuela de Magisterio de Badajoz (que conocía entonces todo el mundo como “la Normal”), me planté en la Escuela Virgen de Guadalupe con la pretensión de encontrar un trabajo. Depositó toda su fe en mi Lorenzo García Aretio, entonces Jefe de estudios, y sin más prueba que mostrar mi papeleta de aprobado en la Reválida de Magisterio entré a trabajar en un centro que marcó un antes y un después aunque la enseñanza no acabaría siendo mi modo de vida. Pero me quedan los gratos recuerdos de aquellos años, el contacto posterior con quienes de verdad fueron mis segundos maestros en la enseñanza, compañeros con quienes compartí la sala de profesores, aquella especie de sancta sanctorum en la que tanto se aprende.
Paco Sansón, Antonio Regalado, Miguel Lucas, Miguel Caballero, Aurelio Mejías y Julio Fernández Casitas fueron además mis compañeros de viaje en una aventura que duró muchos años, la Semana de Extremadura en la Escuela, y de ellos aprendí lo que no había asimilado de la Escuela Normal, lo que se enseña en el día a día de la pizarra, la tiza, la paciencia, la constancia, el esfuerzo en modelar el carácter y las mentes de aquellos muchachos que la buena gente de San Roque ponía en nuestras manos para enseñar a andar por el jodido sendero de la vida. Mi experiencia en Guadalupe es tan imborrable y tan buena que desde entonces he aprovechado cualquier excusa para acercarme al centro. Y durante muchos años he encontrado a antiguos alumnos en gran cantidad de centros de trabajo de Badajoz, que me han recordado con cariño. Ahora Guadalupe acaba de cumplir 50 años y no puedo dejar pasar más tiempo sin agradecer lo que esta admirable Escuela y sus profesores han hecho por Badajoz.
(Publicado en la edición impresa de HOY el 30 de juliio de 2012)
viernes, 6 de julio de 2012
Ahora que tengo menos plancha
miércoles, 27 de junio de 2012
Badajoz, del suelo al cielo
jueves, 21 de junio de 2012
Tenerife-Badajoz, con pic nic en Gargantera
Ha sido una experiencia divertida, aunque no he bailado. Quizá lo más divertido ha sido todo lo que ha girado en torno a los teléfonos móviles y a las preguntas a Candelaria, la azafata de Mundo Senior, respondiendo una y otra vez a las mismas cuestiones. (Espero que el lector ignore lo que decía de estos viajes la lengua viperina de Alfonso Guerra: “Estos del Gobierno, ¡qué buenos son, que nos llevan de excursión!)
Como no había en el grupo mucha gente de campo (se veía alguna gorrina campera, eso sí), pues no hemos podido asistir a las preguntas del excursionista a la familia acerca de si ha parío o no la vaca Lucera o si el año viene bueno de higos o si han recogido ya alguna camá de patatas. El encontronazo mayor es ante la bolsa del pic nic, cuando el venerable público descubre que no trae ni jamón ibérico, ni lomo, ni gazpacho frío ni un botellín de vino...
Al salir de Madrid con destino a Badajoz, la azafata anuncia una parada de 40 minutos. Una excursionista contesta al teléfono, con el silencio respetuoso y curiosón de todo el autobús. “¡Que llegamos a Mérida a las siete y media! Antes vamos a parar en... a ver, en Gargantera...” Carcajada general y enseguida los demás nos animamos a soplarle el nombre. ¡En Gargantúa, en Garguera, en el Lagarto...! Y los fue repitiendo todos. Pero era en Lagartera.
lunes, 4 de junio de 2012
¡ Quítasela, no le dejes pensar !
sábado, 12 de mayo de 2012
Contra sua vountade
En mis devaneos diarios de observador por Badajoz debo pasar cada día ante multitud de negocios. Bueno, ya son menos. Bastantes han echado la llave y lucen el odiado cartel de cerrado (hay uno en la Plaza de la Estación de autobuses de Badajoz que campea: “Cerrado por baja materna”. No dice maternal, escribe materna.Vale). A esos carteles les falta añadir, como harían en Portugal, el cierre indeseado de la leyenda, como el broche de una columna periodística, ese que puede arrancar un esbozo tímido de sonrisa, que es lo que nos va quedando en esta vida de sobresaltos diarios. Paso en mi caminar por el Cerro del Viento, la Avenida de Sinforiano Madroñero, el Puente Real, la avenida de Elvas, el puente de la Universidad, Santa Marina... y me fijo con detalle... ¡Qué gran campo de acción para el ministro De Guindos, cuántas puertas podrían cerrar él y Montoro en estas millas de oro de la Banca pacense! Ayer mismo, sin ir más lejos, miré la oficina de Caja Madrid al laíto mismo de El Corte Inglés (iba a escribir que, desolado, “miré los muros de la patria mía”) y como un despistado pensé que si hubiera caído por ahí Rodrigo Rato haría un buen rato que Ángel Romero Grano de Oro hubiera debido llevarse su inmobiliaria Inmoverde a algún otro lugar de las habitualmente conocidas como las millas de oro de Badajoz, que si la calle Menacho, que si la Avenida Juan Pereda Pila (esa es ahora, dicen, la milla de oro pacense, con todos los compro oro que se han instalado ahí y a los que se suma en sugestivo color azul el “compro plata” con el que sobrevive un buen amiguete y en el que trabaja Gonzalo). En esas lugares de los otrora prósperos negocios campean ya, como digo, esos letreros de cerrado. Es el fechado portugués, al que sólo le falta el broche final, el que nos hunde definitivamente, el “contra sua vountade”. A vé...
lunes, 7 de mayo de 2012
César y la gata paría
Nuestros niños necesitan espacios para vivir, para jugar, para estudiar. No podemos hacinarlos en la escuela, como si estuvieran jugando a la gata paría.
César es un señor con el que compartí pasillos en la antigua Escuela Normal de Badajoz. Cada uno en su curso. A mi me tocó la oportunidad de vivir la experiencia de aulas mixtas, que supongo vería con agrado. No he tenido el gusto de intercambiar en mi vida ni media palabra con César Díez Solís, secretario general o algo así de la Consejería de Educación, aunque sé cómo respira. Los mismos aires que su consejera y que el presidente de la Junta, quien según Antonio Cid ahora se va a escorar a la izquierda, como si esto fuera una barcaza de las del Guadiana y uno pudiera cambiar de orilla como los patos del estanque de Castelar. Ahora al presidente, a su consejera y a César se les ha ocurrido mandar a los maestros a medir las aulas para ver si se puede meter en ellas más niños. ‘Arrecarcados’. Como cuando jugábamos a ‘la gata paría’, que consistía en subirse siete niños en un umbral y apretar y apretar a ambos lados, a izquierda y derecha, hasta que uno salía despedido, como me pasó a mi y me rompí un brazo. César quiere ahorrar en profesores y tratar de que las escuelas sean un sitio para almacenar niños, cuantos más en el mismo espacio mejor. Así, amontonándolos, como se hace con el armario de invierno en que se aplastan cobertores, albornoces y edredones, para que quepan cuantos más mejor en el menor espacio. Y no, los niños no son edredones ni cobertores. Menos mal que no se les ha ocurrido decidir que en los armarios del aula (¿los hay ?) caben dos o tres niños, si están famélicos mejor. Malos vientos soplan si quien nos está dirigiendo ha pensado que hay que achicar estos espacios a costa de los maestros (que es grave) y, sobre todo, a costa de los niños. César, acuérdate de los pasillos de la Escuela Normal, con el bedel Preciado paseando su figura gigantesca. Allí sí había sitio y no como en ‘la gata paría”.
A propósito del personaje inicial de este comentario, me ha enviado un amigo del alma estos ripios que traslado aquí para conocimiento y regocijo del personal. Él, funcionario de Agricultura jubilado, mañegu de pro, lo titula "Dies irae... dies illa". Va y le dice:
"Era lectura de oficio de difuntos,
junto al "parce me domine" y parecidos,
que ennegrecían aquellos funerales.
De ellos me dio tiempo en mi visita
a Hornachos por motivos oficiales,
a pensar un buen rato mientras Díez
(se refiere a César Díez, a la sazón alcalde)
recado me envió de que pasara
a su despacho de alcalde de tal Villa.
"Espere usted que ahora está ocupado"
me había dicho, al llegar, una tercera;
pocas veces tal cosa había pasado
en mi largo pìsar extremaduras:
sabía de mi visita, había avisado
era tema importante en tal comarca
y a otra tenía aún que ir y no era al lado.
No me fui, pues el tiempo mucho urgía
y, aunque yo era un mandado,
no me pude callar, pues a su lado
en su mesa tenía, casi apurado,
el puro que el señor se había fumado
sin que nadie en tal tiempo a él se acercara.
Su altanería, su pose y actitud,
ministerial a mi me parecían;
sabía su profesión y me reía
por no llorar si esa su cruz
a sus niños en clase transmitía.
Sigue, con otros más, hoy dirigiendo
humanos temas en esta tierra mía
como en un Sinaí, rayos y truenos
sin vislumbrar la Pascua y la alegría".- D. F. G.
viernes, 13 de abril de 2012
Y esta tapa, pá mi
(El concejal de Parques y Jardines se da de vez en cuando una vuelta por Badajoz, de incógnito, en el tractor. Le acompaña el de alumbrado, para ver cómo andan las farolas. Cosas de esta ciudad entrañable, alegre y desconfiada. Fotos: M. LÓPEZ)
Acabo de ‘toparme’ con Felipe Martin a las puertas de Correos. Yo no sé si él entraba o salía. Vamos, que tampoco sé ni si salía o entraba yo, aunque era de buena mañana. “A vé...”, me dice Felipe sonriendo, sin decirle yo nada. “Muy bueno lo que dice hoy Ibarra, dejar que el PP gobierne con Monago y se estrelle solo, ¿no te parece?” “Sí”, esboza. Con media sonrisa. Y yo miro a Felipe, que me tiene como pinta de ayudante de notario o camarero de terraza, y me lo imagino con su jersey de pico preparando la firma del notario o con chaquetilla blanca dando órdenes a la cocina. Dos tapas...
Es que cada vez que veo a Felipe se me llena el alma de las tonterías diarias de nuestra ciudad. Sé que trabajar en eso le gustaría. A mis cortas luces que haría de buen concejal, más ahora que ya me sé que en Badajoz hasta hay un concejal de la farolas (el señor Fragoso) pues propongo para el futuro elegir un concejal de la tapa (de la tapa de San Roque, de la de la Estación, de la del Cerro Gordo...). Porque para eso estarían algunos concejales. No me cabría en la cabeza, como estoy viendo, a ilustres alcaldesas y alcaldes con el cartel detrás anunciado la Feria de la tapa y poniendo cara de felicidad ante el fotógrafo del pajarito. “Esta feria -dicen- está ya consolidada”. Y a mi eso me lleva los demonios. ¿Qué pinta un alcalde o una alcaldesa haciéndole la publicidad a esto? No es cosa del alcalde. Aunque también hay que evitar al concejal aficionado a convocar ruedas de prensa, que se olvida de su propia dignidad y espeta a los de los microfoninos: “Coman de esa tapa y pregunten, pregunten, que para eso los hemos invitado”. Escribir de esto, con la que está cayendo, y sin llover que es lo malo, casi me cuesta la vida. Por eso digo que ese “a vé” con que me responde Felipe Martin me da que pensar, a vé...
domingo, 18 de marzo de 2012
Badajoz se queda sin personajes
A mis cortas luces que a Badajoz le harían falta más concejales y, con ello, más personajes. Con 27 no llegan a los múltiples cometidos que les encomendamos. Porque se ve además que a muchos de nuestros concejales, a los que tienen asignadas competencias, no les 'vaga' a hacer todo lo que deberían. Ahí está el concejal de los relojes, que para mi que o no tiene tiempo o no puede con su trabajo, sabiendo como debería saber que al reloj de la autopista, situado junto al bar El Dilema, no le entra en la cabeza (me refiero al reloj) que estamos en un año bisiesto y desde el 29 de febrero marca un día de más (?), con lo que el viajero que llega a Badajoz sabe que acaba de perder un día. O el reloj del Carrefour de la carretera de Valverde, que marca siempre igual temperatura (---- grados, asómense y los verán). Y el señor concejal de los relojes, desbordado y agobiado, no hace caso a las demandas de quienes queremos saber qué frío o qué calor hace cada vez que pasamos por allí. Esta ciudad necesita ayudar a los concejales, porque hay muchos cometidos para tan pocos. No dan abasto el concejal de los patos de Castelar, el del mercadillo (el de los martes, el de los domingos), el de las Crispitas, el del cementerio, el de los bomberos, el del azud, el de los barrenderos, el de la Semana Santa (que además es pregonero), el del tractor, el del carnaval, el del botellón, el de los muñequinos (los de los semáforos y los del suelo...), el de control a la oposición (?), el deslenguado... Necesitan ayuda, pero ninguno de ellos precisa tanta como el concejal no nombrado: el que le gustaría ser a Felipe Martín, el que sigue siendo necesario en Badajoz, el concejal de las tonterías.Y además, los concejales solían ser personajes. Y Badajoz se está quedando sin personajes. Sólo nos queda don Apolonio, que no es concejal. Y eso es grave. Alcalde, a vé...
miércoles, 7 de marzo de 2012
Todo está en venta. O casi todo. Todo está en alquiler. O casi todo. Ya no sabe uno muchas veces si el aire mismo, si la lluvia (já, esa es otra), si la brisa que nos conforta a primera hora, es de verdad o es una mentira más de las muchas que el sistema, los mercados, la Banca, el capital... todos, nos están echando sobre la cabeza. Mentira, mentira, mentira. Y sobre nosotros, una sensación de asfixia, de no poder respirar. Parece que se nos caen encima los cartelones de locales comerciales, de casas en venta, de piso que se malvenden o malalquilan, de locales cerrados. Se traspasa, se vende, cómpreme, lléveme, tráigame, haga, estudie, no escupa, oferta, barato, descuentos, no puedo atenderle, déjeme, no me empuje... Todo así, poco más o menos. Pero, además, es que ni siquiera llueve... Así no.
lunes, 27 de febrero de 2012
El desfile imaginario
-¿Y dice usted que las mulas atravesarían el Puente Real, tirando de las carrozas y de la tartana de las provisiones, pero llenando la calzada de cagajones y entorpeciendo la marcha normal de las comparsas y murgas, que veloces como rayos y para no perder la costumbre de los automovilistas pacenses, atraviesan el Puente Real raudos como posesos, en busca de la otra orilla?
Y así empieza a desgranar su descabellada idea. Llevar todas las carrozas y arrancar el desfile desde la Plaza de las Grullas. Recorrer el trecho que va hasta el Carrefour, pasear despaciosamente por las avenidas que rinden homenaje a Vicente Marcelo Nessi, a Jaime Montero de Espinosa, pasar al lado de la avenida de Luis Movilla, todo Sinforiano Madroñero... en fin, recordar a personas que han sido o fueron pacenses egregios e ilustres y reconocidos amantes de cuanto ensalza a Badajoz.
La propuesta del muchacho es aprovechar el paso por las oficinas de la gran Torre y lanzar algún improperio a los que osaron tratar de hollar el cielo (dificilillo, ¿eh?, eso de querer pisar el cielo) de la ciudad con semejante signo de delirante grandeza bancaria, más en estos momentos en que la masa (no el Masa, sino nosotros) anda cabreada con el capital y no hace falta ser más explicitos, que no, que no hace falta. Antes, cantar unas décimas, cuartetas o lo que sea a la expectante Biblioteca Pública de Papá Estado, que un día de estos va a abrir sus puertas, a lo mejor incluso antes que el parking de Conquistadores, al que proponen hacerle un monumento para celebrar la tira de meses que lleva cerrado, o sea, lo que es lo mismo, sin ser abierto. (Todos se miran inquietos. ¿A que va a ser verdad que el Delegado del Gobierno, Alejandro, va a ser el que inaugure la Biblioteca del Estado que se hizo bajo los auspicios de un Gobierno que es tan saliente que ya casi nadie se acuerda de él, aparte de los que lo sufrieron?)
Para no darle mucho crédito
Y aprovechando que el Guadiana pasa por Badajoz, al llegar la caravana desfiladora al Puente Real permitir que los caballos echen unos tragos de agua y comenzar a tirar al río las cifras del paro, los duques innecesarios, los traductores del Senado, las instituciones eludibles, los mercados y los intermediarios financieros, los Correa, los trajes regalados, los represores de los indignados... en fin, una caterva de elementos y personas sin los que nuestras vidas, que son los ríos, serían más felices, más productivas, más deseables... El insigne concejal, apoyado en el quicio de la mancebía y en otro asesor que se había presentado por allí, decíale en un susurro:
-Pero, ¿qué seto?
Nadie daba crédito (y buena está la Banca ahora para eso). Vaya, que casi nadie se creía que tal oferta de reconducción del itinerario del desfile pudiera haber sido concebida por mente humana y menos la de un bellotero pacense, que si el proponente hubiera sido de otro lugar (dilo, anda, escríbelo, no te cortes: de otro pueblo) pues la cosa habría cambiado. El concejal estaba sopesando (los concejales no piensan, sopesan) seriamente si echar o no mano del último recurso que tenía guardado en la bocamanga de la sotana (porque el concejal había usado ropa talar en algún festejo como este, haciéndose pasar por deán de la catedral y provocando las iras de don Apolonio y de Su Eminencia, que Dios guarde).
Más hete aquí que el concejal arrugó el ceño y dirigiéndose al comparsero jaranero proponente, le increpó echándole en cara:
-Ahora que hemos mandado podar en forma los naranjos de Santa Marina... vas a venir tu con esas. Ahora que en prevención de que por el desfile todo pudiera devenir en una guerra de las Naranjas hemos decidido por una vez y aunque sirva de precedente podar los naranjos y llevarnos las naranjas, para que un año por lo menos la avenida de Santa Marina no sea un estercolero por el pisoteo. Ahora que el huerto de los olivos que teníamos frente al Punto Caliente se ha convertido en otra zona asquerosamente asfaltada, para que por fin en Badajoz la gente se dé cuenta de que hay que llevar a los perros a hacer las cacas al extrarradio... Ahora nos sales tu con esas marianas (dijo sin pensarlo dos veces y de inmediato se arrepintió; pero lo dijo, marianas, y ahí queda transcrito) y además, que a mi con esas no me vengas, culminó recordando su época esplendorosa y brincante de musiquero de los años sesenta.
De lo que pasó después, el cronista piensa que es mejor no meneallo. El personal se aprestaba para para el desfile del 19 de febrero, esperando que ni los relojes ni los calendarios decidiesen también declararse en paro antes de ese día. Y ante ello, en esta fría mañana febreril, el cronista se disfraza y respetuosamente se tapa ahora los ojos para no ver lo que no quiere ni ver.
(Publicado en la Revista oficial del Carnaval 2012, del Excmo. Ayuntamiento de Badajoz. Febrero, 2012).