sábado, 25 de agosto de 2012

¡Vaya con las vallas!

Según mi autorizada opinión, en Badajoz le han salido seguidores al iluminado alcalde de Marinaleda. Y no me refiero a Pedro Escobar, sino a ese individuo que a la vista de que se le escapaba de lejos la cesta de la compra y la posibilidad de acceder a ella, ha optado por las bravas por llevarse las vallas (¡vaya con las vallas!, que escribió el inefable Julián Leal) de algún supermercado de la carretera de Valverde, para empezar supongo que a buscar un sitio seguro para su carrito. Bien mirado, a lo peor lo que el nota desea es emplear las vallas como cerca para el ganado. Además la carretera de Valverde, con la dehesilla de Calamón en sus alrededores, es lugar de concentración parcelaria de ganado y toda clase de bichería.
Hacer un cercado a base de vallas, de las que se emplean para delimitar el lugar de paso de los desfiles y las procesiones, es una ocurrente manera de evitar que a uno le ejecuten las subidas del IVA, porque no es lo mismo el susodicho impuesto aplicado a las procesiones que si lo centramos en las labores de pastoreo propias de esta fecha del año en que los rebaños se depositan en los agostaderos, de los que en Badajoz ciudad hay muchos. ¿O no se han parado nuestras autoridades a pensar en lo que significaría por ejemplo poder dejar caer un impuestillo a los vecinos que emplean las encinares de San Isidro como punto de desfogue de sus perros? ¿O a aquellos que se colocan con sus ovejitas luceras en las zonas de adelfas de El Pico o en los patatales de la avenida de Manolo Rojas o en los maizales del camino del aeropuerto? ¿O a las vacas que antaño veíamos deambular con su campanillo, tolón, tolón, por la carretera de Valverde cerca de los pinares del Club Campo Pino?
En todo eso ha debido pensar el individuo que andaba valla arriba, valla abajo, al que es posible que algún juez ordene, con muchísimo respeto, recluirse una temporadita entre cuatro vallas.

(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 24 de agosto de 2012)

miércoles, 15 de agosto de 2012

Mwst, el IVA alemán del agua







A mis cortas lunes que no debía pronunciar yo muy mal su idioma cuando el alemán que me llamó en nombre de Ángela Merkel se dio al fin por enterado de que yo aceptaba la invitación de la canciller para ir a tomar unas cañas con ella en el Bundestag. Porque fue así, como se lo cuento y lo aclaro porque andan algunos por ahí presumiendo de tener los favores de la canciller alemana. Sin ir más lejos, el columnista de HOY Alfredo Liñán (que es un suave, pero trata de ligársela) o El Forestal (entre nosotros, Vicente del Bosque) al que ella le ha tirado los tejos. Yo fui invitado antes, que conste. Por eso en mi perfecto alemán la dije al mensajero (“yes, veriguel, fandango” creo recordar que fue) que aceptaba ir con la condición de que el billete de ida y vuelta fuese Salvaleón-Badajoz-Barcelona (para recoger a mi hija Paz, intérprete relaciones públicas) y hasta Berlín, con ida y vuelta. Todo salió como pedrada en ojo de boticario.  Y hasta en la Alexanderplatz se hacían cruces de cómo un paleto extremeño podía desenvolverse con tanta holgura entre salchichas, cervezas, souvenir o el muñequino de los semáforos, que tiene su historia y que compré para regalarle a mi amigo José Antonio Polo cuando lo vea y a mi amigo Rafa Maldonado, que desde Viajes Lince me organizó el evento, poniendo firme al alemán. Pero no todo iban a ser éxitos, porque Hellit, que me llevó la primera parte del viaje, el trayecto desde Salvaleón a Barcelona, sólo me ofreció gentilmente un caramelino que ni era de Almendralejo o de Castuera, mientras que en Air Berlin me dieron una ligera comida con rico pan negro alemán y un zumo de tomate “gratis et amore” (o sea, por la cara). Y ya allí, en un bareto de no muy mala muerte, me soplaron 2,50 euros de vellón por un vaso de agua con unos hielos, aguita del grifo, aguita alemana. 2,10 euros era el precio del agua en sí propiamente dicha y 40 céntiminos la pedrada o el peñascazo del 19 % del IVA, que ellos llaman poéticamente MwSt. ¿Te enteras, Mariano? Pues esto es lo que hay, a vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el 15 de agosto de 2012)