sábado, 27 de octubre de 2012

El tanatorio merecido

Yo, que soy un humilde escribano (oficial de mucho, maestro de poco) sin cartera, sin mochila y que sólo (con acento, por favor) dispongo de una sencilla talega de tela como la de los jergones (uso una para guardar el orégano, otra para el laurel , otra para los garbanzos), me enfrento en estos días de recuerdo de los lutos y del dolor a la realidad de nuestra vida, que es lo que se contrapone con la muerte. Y la realidad está ahí y no podemosolvidarnos de ella. Por ejemplo, en las mismas páginas de este periódico, junto a la esquelas que nos recuerdan a los que se van para siempre (tu familia no te olvida…, ya saben) aparecen de cuando en cuando lo que en prensa se denominan “recursos”. Antaño, el montador le decía al redactor jefe (¡cómo me acuerdo de ex compañeros ya fallecidos, de extremeños que se dejaron el pellejo en HOY, de Manolo Ledo, de Basilio, de Paco Delicado, de Paco Sánchez Sevilla, de Micha, de Sebastián Silva, de Miguel Estévez, de Joaquin Recio, de Royano, de Eusebio Guillén, de Isidro Ardila, de Carrasco, de Cartolano padre!), "esta página no llena, falta un recuadro de tres por dos…" “Mete un recurso”, era la respuesta de los últimos años de mi ejercicio profesional. Ahora, imagino (ya no estoy en el ajo) se le dirá al editor, “si no llena, mete un montehermoso”. Y es que en estas mismas páginas aparece casi a diario un “recurso” que recuerda que en Montehermoso está “el tanatorio que los montehermoseños se merecen”. Pero, Dios mio, Jesús, Virgen Santa, la madre de Deu, … ¿se merece un pueblo que le recuerden que hay un tanatorio? Cierto es que hay por ahí una funeraria que tiene un nombre apocalíptico, “Funeraria Losa” y hay servicios funerarios llamados “Momentos difíciles”, allá por Valencia, o la funeraria Las Flores, que es un nombre como más optimista. Lo cual, en los tiempos que corren, no es mala idea, sino todo lo contrario. (Eso sí, me apunta mi correctora de estilo, lo bonito que tiene Montehermoso es el nombre y el gorro. Y las mozas. Está clarísimo). ( En la imagen captada de Internet, sombreros de montehermoseña. Texto publicado en la edición impresa de HOY el viernes 26 de octubre de 2012)

viernes, 12 de octubre de 2012

San Roque y la pizarra, la tiza, la vida

Algunos alumnos de aquella promoción de Guadalupe, el pasado día 6 de octubre

He tenido en mi vida la inmensa fortuna de ser maestro, de ejercer mi primera profesión en las Escuelas Virgen de Guadalupe en Badajoz, aunque eran otros tiempos y los equipos directivos eran quizá más humanos. Y siento tener que decir que antes eran más humanos que los de ahora. En mis inicios profesionales del Magisterio, que después abandoné, yo aprendí con una treintena de chiquinos a ser maestro.
  No me llamaban profesor, sólo y nada menos que maestro. Y eso es lo más importante, me han dicho ahora aquellos chiquinos a los que acogí como tutor allá por el año 1971 del siglo pasado. Sus padres, en su mayoría sanroqueños machas de Badajoz, los depositaban a nuestro cuidado para que tratáramos de moldearlos, de hacer que supieran enfrentarse al mundo. Aquella fue una promoción maravillosa, con chiquinos que enseguida aprendieron a encararse a la pizarra, a la tiza, a la vida. Hacíamos dictados llenos de uves y bes manifiestamente enrevesados, con equis y con haches entremezcladas como las de los desahuciados, los harapientos, la hipotenusa o los inhábiles.
  Eran tiempos de mapas mudos y copiábamos textos inmejorables -yo quise que leyeran-, ora Juan Ramón, ora Valhondo, ora Federico, hasta Kipling... respirábamos el aire puro de San Roque en Badajoz, mientras el señor Pedro nos impedía entrar y salir por la puerta principal (Carretera de la Corte, 117, ponía en los sobres y los cuadernos de notas), nos reíamos con el señor José al que decíamos El Turco sin que entonces estuviera mal visto llamar a alguien sarraceno. O el Hermano Muro poniendo esparadrapos y dando mercromina a Clemente Sansinena o Paco Cidoncha que se habian 'encontrado' .
  Vivía Pepe el del bar (¿y su niña, aquella niña, dónde estará?), en su local que luego compró la Caja de Ahorros de Badajoz. Y la señora Felisa, que nos vendìa las galletas de coco que me compraban Pepe Balsera o José María Solís o las medias lunas tan resabrosas... No había autobús, el Bar La Esquina era de verdad una esquina con su mostrador alto hasta que llegó Amancio, el Bar Club era la casa de Don José, Berna su hermano sonreía con la cara eternamente colorada en el Bar Sevilla o el Bar Madrid, el campo de fútbol era un barrizal increíble sin luz de noche, El Mudo andaba por allí queriendo besarnos a todos, llenándonos la cara de baba y con cuánto cariño me acuerdo de él y de sus besuqueos, benditos fueran y fueron (¿qué fue de él, lo sabe alguien?).
  Todo aquello fue una oportunidad única de aprender a ser maestro, gracias a aquella treintena de chiquinos que hoy están a punto de entrar en el medio siglo, benditos todos ellos, unos con más fortuna en la vida, otros con menos,... Sanroqueños de lujo, eso es lo que todos ellos fueron y a los que nos sumamos los que llegamos de fuera (José Luis López Rojas llegó desde Granada) para aprender en Badajoz, en este San Roque tan humano, tan macha, tan nuestro. Sólo una palabra en mayúsculas: Gracias. Vosotros sí sois maestros.

(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 12 de octubre de 2012)

viernes, 5 de octubre de 2012

Los desahuciados del sistema

Se les ve cabizbajos cuando deberían caminar desafiando. Son los desahuciados del sistema, los que como un pobre hombre que duerme utilizando el espacio del cajero de la oficina bancaria del BBVA (¡ah!, la Banca) de la avenida Fernando Calzadilla, usan el mármol como jergón y se cubren con sacos viejos para tapar el frio y la verguenza. Se arrodillan en mitad de la calzada y se colocan parapetados tras una vieja gorra, un cesto de mimbre, una caja de cartón… Nos miran con verguenza, cuando deberían hacerlo sin temor. ¡Qué fácil es decir eso, escribirlo, cuando uno lleva varios euros sueltos en el bolsillo, para el café, la tostada, el periódico, la caña o el pan! Se apostan también a las puertas de Lidya en la panadería Los Remedios, o ante la alacena de Marisa o en ‘La Fenetre’, el bar de Pepe Durán Expósito, ante la tienda de animales de Tovar o en la papelería de Pepe Paule o en la terraza del bar La Marisma a ver cómo Mary o Ismael Núñez o Manolo también Núñez reparten diligentes los cafés y las migas mañaneras… Suspiran y se encogen ante la tienda de zapatos, a las puertas del Marionaud, quizá comprando flores de plástico en el chino del Bazar Elefante, para el día de los difuntos que está cerca… Otros desahuciados de la fortuna venden fruta ilegalmente a las puertas del supermercado Dia, esperan que los municipales no les vean aunque la fruta que despachan sale de un coche de alta gama camuflado en la calle General Palafox. Miran con indisimulado recelo al curioso que compra cupones, al desoficiado que remira los lujosos carteles del Banco de Santander, al jubilado que se para ante Viajes Extremadura a ver si han salido ya los viajes del Imserso, al presunto comprador en el Merkal o en el despacho de Lotería y el Estanco. Esta avenida de Fernando Calzadilla de este Badajoz (en la que lo mismo me encuentro al maestro Antonio Regalado como a Salvador el presidente del Hogar de Mayores como a Antonio Macedo, jubilado de lujo de RTVE en Badajoz o a Joaquín González Muñoz, escribidor de cartas a HOY, un indignado de pura cepa), es un hervidero de gentes entre las que abundan los desahuciados del sistema, los que tienen poco que perder ya, junto a los que somos el cuerpo que no se manifiesta, esa mayoría preferida de Rajoy que lo aguanta todo (no él, sino nosotros)… Este Badajoz, a vé… (Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 5 de octubre de 2012)