jueves, 28 de mayo de 2015

Al parking le falta la póliza





Fue el genial Antonio García Orio-Zabala quien escribió una columna fantástica en este periódico, que se nos ha recordado decenas de veces a los que hemos pretendido seguir los pasos de aquel genial plumilla. Eran los tiempos del ¡Arriba España! y por entonces era preceptivo comprar en el estanco una póliza que se pegaba en cuanto documento oficial o simple instancia hubiese de circular por las siempre tenebrosas oficinas de la Administración. Orio-Zabala bromeó rozando el filo de lo permisible y si no estoy mal informado, aquello le costó un soberbio disgusto al entonces director, Campillo, que se sometió gustoso y divertido al castigo impuesto por el Jefe provincial del Movimiento y gobernador civil, porque el castigo –el corte de pelo, no sé si al “cero”- al final se volvía contra la ofendida autoridad, de quien todo el mundo después se pitorreaba por haber llevado tan lejos la defensa de su honor, el patrio honor que se decía. En aquellos tiempos los directores de periódico (los que tenían pelo) estaban sujetos a esas pequeñas dictaduras.
  Hoy, muchos de los cargos directivos masculinos de la prensa, la radio y la TV lucen como cabeza unas hermosas bombillas que harían imposible aplicarles el correctivo. (No me imagino yo a Cristina Herrera, la delegada del Gobierno, ordenando un corte de pelo así a Urbano García, el de la tele regional, por un quítame allá esos ultras futbolísticos). Tampoco tengo yo claro a quién corresponderá hoy aplicarle un correctivo por el descalabro causado en torno al parking de Conquistadores sobre el que parece que desde mañana mismo, en la última decisión que se le pueda imputar a la actual legislatura del gobierno municipal de Badajoz, va a haber una solución administrativa, después de la tira de años empantanado. Y no se han podido adoptar medidas para agilizar el proceso, precisamente por culpa de las trabas burocráticas. Porque al final de toda esta historia truculenta hasta podía resultar que si el parking no se ha abierto antes de ahora no ha sido porque le faltaban más permisos, más obras, más informes o más licencias…No.  Lo que le faltaba era la póliza.

(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles, 20 de mayo de 2015)




miércoles, 6 de mayo de 2015

Generación Imserso: de Chipiona a Colliure







A mis cortas luces que los que somos de pueblo tenemos muchos inconvenientes y bastantes ventajas. Entre los primeros, no haber visto el mar hasta la edad madura. Yo vi el mar por primera vez en las playas de Chipiona cercano a mis primeros 20 años. No me lo perdoné y por eso mi primera hija gozó aguas marinas con apenas tres meses, hace ya casi cuatro décadas. Ahora, pertenezco como muchos a la generación Imserso, a la misma que Alfonso Guerra criticaba cuando espoleaba contra la Ucedé bajo el lema de “¡qué buenos son, que nos llevan de excursión!”. Muchas personas en mi familia y en las de muchos lectores murieron sin ver el mar, la mar.
   Lo mío fue un viaje ansiado, una forzada presencia en el campamento Hernán Cortés de Chipiona, a donde había que ir por narices para refrescar los principios del Movimiento etc si uno aspiraba a poder sacarse el título de maestro después de tres años en la Normal de Magisterio de Badajoz. Por allí andaban como “mandos” (entonces no se decía monitores)Juan LeónManuel Mayorga Gerardo Alvarado(+) personajes hechos y derechos allá por el año sesenta y muchos del siglo pasado.
   Hoy, con la cartilla de jubilado en el bolsillo, he dispuesto junto con otros cincuenta y pico extremeños (tras once horas de viajes en autobús, tren y otra vez autobús) de otras posibilidades de acercarme al Mediterráneo, ese mar mágico, y de pasar por lugares tan emblemáticos como Calella, Barcelona, Figueres, Tossa, Canet, Arenys (jartos de trenes cada veinte minutos) y de cruzar la frontera en escapada fantástica hasta Perpignan y Colliure, palpando de cerca la losa que da reposo a los restos mortales de don Antonio Machado. Casi sin solución de continuidad, con el parénteseis de ese medio siglo mal contado, he pasado de Chipiona a Colliure llevando en mi equipaje las ilusiones jóvenes del campamento y de las playas de Regla hasta mis canas y calvicie incipiente en el mágico cementerio que entierra al admirado poeta, bajo banderas hermosamente republicanas.

(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 6 de mayo de 2015)

lunes, 4 de mayo de 2015

Borrachos, ya, de amapolas



No sé si han llegado antes de tiempo, porque aún no se ve el trigo verde y de siempre se ha dicho que las amapolas acompañaban a los trigales por el camino verde que va a la ermita. O eso eran  las margaritas, ya ni lo recuerdo. El hecho es que el campo se nos está emborrachando de amapolas y a mi siempre que veo esos adornos rojos de nuestros campos se me llenan los ojos de Jesús Delgado Valhondo. Pacientes, flores de escasos días, viven más que las jaras, esas flores pegajosas que sí son de una sola jornada.
Pero las amapolas también fueron tocadas por la poesía de Jesús, que en un arranque de aquella espontaneidad suya las ensalzó y subió a la máxima categoría. Ya ni sé si lo habré escrito antes de ahora. Es la anécdota que vivió el maestro poeta al que tentaron y casi obligaron a meterse en política, aunque sólo fue por tapar unos huecos en las listas electorales, algo que ahora está de actualidad.

En aquel tiempo de la Ucedé Jesús, que fue concejal en Badajoz,  se vio obligado a intervenir en un mitín electoral, creo que con el incombustible Isidoro Hernández Sito. Le montaron en un coche y le llevaron a algún pueblo perdido en La Siberia extremeña y allí desgranaba Hernández Sito sus propuestas agrarias. Ante el lamento de los agricultores de la comarca con frases del estilo “qué vamos a hacer con el campo, esto es una ruina, qué sembraremos este año, el año pasado nos dieron una miseria por la cebada y los trigales”, Jesús pidió la palabra y se subió al escenario. Agarró micrófono y ante el estupor de unos y el regocijo de otros repondió a la pregunta unánime: ¿qué sembramos?. Jesús, todo poesía, replicó serenamente: “Amapolas. El campo extremeño hay que sembrarlo todo de amapolas”.

(Publicado en la edición impresa de HOY el martes, 28 de abril de 2015)