martes, 21 de julio de 2015

El tapicero en su casa de usted

Es peligroso asomarse a la ventana en estos  calurosos días, porque además del bofetón de los 40 grados está el machacón ruido de la radial o del martillo percutor, del vecino o de las obras de reforma del supermercado de la esquina, que atrona los espacios ignorando o despreciando las Ordenanzas municipales que mucha gente se salta a la torera y que no sé si los municipales obligan a cumplir. Porque lo que viene sucediendo es que el personal saca impunemente las cáscaras de la sandía y el melón o las raspas de la sardina al contenedor de basura a media mañana o tempranito en general, para que el sol trabaje a gusto en la descomposición de la basura y que las moscas y otra bichería se apoderen de nuestras calles.
Se unen a estos incumplidores otros como quienes se empeñan en regar las macetas a deshora echándonos el agua a los viandantes. No hablo de quienes tiran las colillas por la ventana a la calle, que los hay. Y de vecinos que al recoger los edredones hasta el próximo otoño han descubierto que en el altillo había cacharros que estorban y los sitúan junto a los contenedores en un alarde de incivismo, para que se los lleve el de la basura. Pero el conductor ni se baja del vehículo porque tiene una ruta que cumplir y su misión no es arreglar lo que han hecho mal los incívicos.
Así las cosas, las calientes tardes veraniegas son una sucesión de ruidos, calores, moscas, radiales a tope, llamadas increíbles de las telefónicas para que te hagas con el nuevo plan ahorro y, además ahora, un machacón pregón de la furgoneta que viene anunciando que ya está el tapicero en su casa, en su propio domicilio, se tapizan sillones, sofás, descalzadoras (¿pero aún hay descalzadoras?). Toda una delicia estas alegres tardes de veranillo. Y a ello se suma el ministro Montoro que quiere que Guillermo presidente nos saque la sangre para dársela a él, con toda la calor.
(Publicado en la edición impresa de HOY el lunes 13  de julio  de 2015)