Lo usual, la imagen diaria en esta zona, docenas de patos triscando, comiéndose el césped y soltando después las mierdecillas. Lo menos frecuente es poder captar a dos patos en solitario.
(Fotos, M. LÓPEZ)
Todos
tenemos sueños de los que deseamos despertarnos con urgencia. El ser
devorado por un caimán o mordido por una rata es muy frecuente entre
los que tenemos mente dispersa. O que los pájaros de Hitchcock te
asedien por los pasillos de casa y te hagan la trepanación. Lo de
los jíbaros ya está superado. Aquí y ahora, y cuando el alcalde
Fragoso sigue sin nombrar un concejal de la tonterías ni un
edil de los patos, mucho me temo que vamos a ser invadidos y espero
que no devorados por estos bichejos que si en primavera me resultaban
simpáticos, con su cuá-cuá, ahora empiezan a tocarme las narices.
Y es que los patos, y sus excrementos, empìezan a tomar posesión
peligrosamente del parque de Las Moreras, ese que no hace
mucho a mi me parecía idílico y ahora está empezando a mostrar sus
escondidas carencias.
Y
es que los patos, como sucede con todos los animales, evacuan y
expulsan al exterior sus excrementos. Este asunto es un poco
escabroso o escatológico, pero no se le puede dar de lado. Cuando
eran unos tiernos patitos y no devoradores ansiosos de verde, sus
excrementos, tan mínimos (los de los patos) no imponían temor ni
asco. Pero ahora que han crecido y deben rondar algunos el cuarto de
arroba, las móñigas (por decirlo en fino) han empezado a ser un
asqueroso complemento del paisaje. Hacen lo que pueden los encargados
de la limpieza, pero las mierdecillas están por todas partes. Las
cacas podían verse sólo en las zonas pobladas por el verde, pero
los bichos han perdido la verguenza y ya se meten entre los aparatos
de gimnasia, en los paseos, bajo los bancos en los que no sentamos
los imsersos a consultar la hora o el washap... Patos, patos,
patos y mierdas asquerosas en nuestras propias narices... Algo habrá
que hacer (¿quizá eliminar los huevos de las próximas puestas?).
Por allí realizó una de sus famosas carreras Mariano Rajoy,
a ver si le llega la noticia y ahora que tiene pocas preocupaciones
le manda un recadito al alcalde de Badajoz. “Fran, ¡písales
los huevos!”, por ejemplo. Cuá-cuá.
(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 29 de noviembre de 2017)
Añadido posterior: Según trabajadores encargados de limpiar la zona, la colonia de patos ya supera los 1.500 ejemplares. Refieren los trabajadores además que la presencia de patos está causando que muchas especies habituales en la zona, como las garzas, hayan tenido que huir de este lugar. Lo dicho, para pisarles los huevos.