lunes, 18 de diciembre de 2017

Ser perrito en Badajoz, guau, qué cosa más guay






Estas son imágenes de los trabajos que se están haciendo para dotar (?) a la ciudad de una perrera de lujo, la que albergará a los simpáticos canes que son animales de compañía para muchas familias. ¡Qué bonito! Miles de euros ahí. Ea, que no decaiga la fiesta. (Fotos M. LÓPEZ)



Cada vez que los veo me echo a temblar. Un perro, un perro... Es guay (¡guau!) ser perrito en Badajoz. Ahora les están haciendo un hotelito de lujo en el parque del Guadiana, qué maravilla (una buena ambozá de euros, varios miles, ahí es nada). Para defecar, para saltar, para graduarse la vista, para jugar con balones medicinales, para balancearse... Mecaguenla, no tienen zona de manicura, no les harán las uñas, no les depilarán, sólo les faltaba eso... Pienso en que lo que a un perro le gusta es el campo, triscar, saltar. A mis cortas luces que los parques del Guadiana no son el lugar adecuado para la estancia de perros, ahí no están bien. Ni los gansos. Que se los lleven al campo, que es su habitat natural. Tampoco están bien encerrados en los pisos, en espacios en los que no pueden correr, ladrar libremente.
La que rige Badajoz es una Corporación democráticamente elegida. Yo voté y sé a quien voté. No tengo más narices que asumir lo que ellos han decidido hacer aunque no me gusta, pero tienen los votos. Y me temo que, en mi opinión, los que forman la mayoría se han equivocado. No quiero una ciudad esclava de los perros, de las cagadas de estos y de las de los gansos del Guadiana. No quiero una ciudad llena de baches, de aceras destrozadas, de miles de metros de cables desatados en las paredes, de un Guadiana moribundo lleno de nenúfares asesinos, de adoquines levantados, de cientos de coches pitando porque no saben dónde aparcar (y porque quieren llegar en coche hasta la puerta de su casa). Quiero una ciudad en la que pueda ver de vez en cuando a policías municipales ayudando a los ciudadanos... No quiero una ciudad abandonada a su suerte, que es lo que parece este Badajoz ahora mismo, como el que se levanta y le dice a su hijo parado búscate la vida, chaval... Y no quiero una ciudad en la que me obliguen a hacerme el simpático con los perros. Que sean ellos los que corran con el rabo entre las patas ¡guau!