viernes, 2 de julio de 2010

Manolo: Balor, boluntad y buevos



Dice y canta el poeta Joaquín Sabina que “en 'Kamala' comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Pero no le ha hecho caso Manolo Cerebro Vicente González, porque quiere tratar de volver una y otra vez a León, a Malasaña y a Badajoz, sobre todo a Badajoz, donde se inició la gestación de su 'Regreso a Vadinia', la novela que publicó hace unos meses la Editora Regional de Extremadura y que ahora acaba de presentarle en Badajoz su paisano, ese lujo llamado Julio Llamazares. A Manolo sigue gustándole volver al lugar en que ha sido feliz, como en Vadinia, ese territorio semiimaginario en el que el entonces joven futbolista del Castilla se curtía mientras una dama le sorbía el seso y el sexo, todo ello de modo imaginario (Dios nos libre de maledicencias), claro está. A la sede del MEIAC en Badajoz acudimos en la noche de este jueves un puñado de amigos y admiradores, algún militante deportista como Paco Herrera, no pocos escritores y algún curioso que pasaba por allí, como se dice mucho ahora en los libros y en la vida. A Manolo Vicente lo retrató a la perfección Julio Llamazares, quien dijo que a ver si nos ponemos de acuerdo de una vez en si llamarle Manolo Vicente o Manolo Cerebro o Cerebro González o como sea, porque aunque lo bautizaron Cerebro en Badajoz (citó a don Apolonio, pero en realidad fue Enrique García Calderón quien lo rebautizó de esa manera tan acertada), la verdad es que hoy se le llama de todos modos, que si Manolo Vicente, que si Manolo Cerebro o que si sólo Cerebro. No comentó en su intervención Julio Llamazares nada de su reciente artículo en El País en que habla del fútbol como paradigma de las tres B que hay que echarle: Balor, Boluntad y sobre todo Buebos, que fue lo que le echó el futbolista Anselmo protagonista de la novela, que no era otro que nuestro Manolo autor confeso del 'Regreso a Vadinia', esta historia que nos ha permitido confirmar a un buen escritor. En la presentación Julio Llamazares colocó en la mesa presidencial dos elementos imprescindibles en la vida de Manolo Cerebro, un ejemplar del libro y un balón, más que nada una bola del mundo. Y, como es de rigor, los intervinientes en esta calurosa tarde le echaron al asunto Balor, Boluntad y Buebos. Lo mismo que ha hecho en su nuevo libro Manolo.



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