(Algunas medicinas sirven para ser lanzadas como arma arrojadiza por parte de los gobernantes contra las multinacionales de la farmacia. Eso sí, jugando con los enfermos. Ahora te doy estas pastillas, ahora te las cambio...)
No sabía yo por qué se decía eso de
pedrada en ojo de boticario hasta que he ido a mi farmacia habitual y me han
dicho que nones, que de mis viejas medicinas el SES del experto consejero señor
Carrón ha decidido que naranjas de
la China comunista y ahora me toca cambiarme las pastillas. De nada habrá
servido la opinión de mi abnegado médico
Emilio Salguero. Porque nadie le ha
preguntado. Algún burócrata de la Consejería ha decidido que el Bisoprolol y el
Telmisartan y el Ganfort son mejor que los que me tomaba antes y ahora he de
olvidarme de convivir con el Emcorcor, el Micardis, el Lumigan (ya saben, estos
son mis males y mis remedios)… una leche auténtica. Me acuerdo de los tiempos
del siglo pasado en que yo no usaba
tantas pastillas y un inexperto consejero de Sanidad llamado Rodríguez Ibarra (que sí, que lo fue
aunque casi nadie se acuerde ya) asumía con humildad su ignorancia en el tema,
frente a lo listo que es el consejero actual, seguramente un digno maestro pero
me temo que un más que profano administrador sanitario.
Y eso que no puedo dejar de reconocer que aún sin haberlo solicitado
cada dos por tres me reembolsan cinco o seis eurillos de la demasía que estoy
pagando, que no es tal demasía porque hasta hace poco yo no pagaba un duro por
los medicamentos hasta que llegó mi hora, como en la pelí del salvaje Oeste y
me vi obligado a aflojar la yesca con las medicinas. Que sí, que puedo pagarlas,
pero que así ha ido empezando todo. Así que mis boticarios favoritos Pepe Pintor Amador y Jorge García Doncel ven mis lágrimas
ahora al acudir a la farmacia y no ya por tener que pagar, sino porque me han
cambiado las medicinas en un intento de presionar a la industria farmacéutica,
poniéndome a mi y a todos los pensionistas como escudos, para que la sanidad
vaya bien… Y aquí estoy sin saber muy bien si me están curando o me están
salvando o están experimentando conmigo (vamos, como con todos ustedes). Señor,
qué desbarajuste, a vé…
(Publicado en la edición en papel de HOY el lunes 21 de abril de 2014)
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