domingo, 16 de diciembre de 2012

Mis cinco nietos

La del alba sería (ya empezamos mal, copiando) cuando iba yo a dar la vuelta a la parva, como decimos en mi pueblo. Un día más me disponía a hacer la ruta de los relojes estropeados. Empecé por el del cruce de Juan Pereda Pila con Fernando Calzadilla y Damián Téllez, que va un par de horas adelantado. Me empitoné luego con el del cruce de Carrefour en la carretera de Valverde, que da siempre ni frio ni calor, cero grados, dos rayitas fijas. De ahí tiraba para el Cerro del Viento, donde vive mi amigo Evaristo Fernández de Vega y me acordé de él y de lo que dicen en su pueblo, Almendralejo. Porque eran las ocho de la mañana y no se veía ni a escupir.
  Luego, desde el campo del Cerro de Reyes (¿por dónde andará Cachola, que ni se le oye ni se le ve?) se divisa el reloj cojo de la fuente de los millones, en el cruce de la carretera de Olivenza. Ese reloj da la hora y la fecha y los grados, pero solo para los vecinos de abajo, los de la calle del que fue alcalde Sinforiano Madroñero, porque los de la carretera de Olivenza sólo ven en el dichoso reloj un puntito. Luego, en el cruce del Puente Real con la carretera de La Granadilla, como está cerca la Torre de Caja Badajoz, pues vamos mejorando. Ese tira bien (lo de la Caja ya no es lo mismo). Y atravesando con la del alba ya un poco más despejada seguimos igual, no se ven ni los olivos. Más adelante, de regreso a la civilización, el reloj del Hotel Rio también lleva un cuarto de hora de retraso…
  El del Venero ya va bien, que estamos en Santa Marina. Esto es Badajoz, así son los campos de la patria mía que dijo alguien… Tanta es la desidia que se observa en algunas cosas que a veces hasta yo mismo cuando me siento en el pupitre a escribir miro bien bajo el teclado por si alguien me ha puesto allí un concejal o una frutería. Que para el caso es casi lo mismo (y no hace falta explicarlo, no me pidan que lo haga, que estoy muy cansado porque acabo de recibir la llegada de mi quinto nieto, Teresa, que ha llegado con la Luna Nueva y se suma a Rubén, Jara, Ricardo y Manuel, todo un equipazo).

 (En la imagen, uno de los relojes trampa que pone el ayuntamiento de Badajoz para confundir a los visitantes sobre la hora y la temperatura y el día y el mes y casi el siglo en que vivimos en Badajoz) (Texto publicado en la edición impresa de HOY el 14 de diciembre de 2012)