jueves, 9 de abril de 2020

La Orquesta de Extremadura, el lujo de todos


Quizá por ser un músico frustrado, he valorado siempre como se merece a los profesionales de la música. Hace años ya que en mi casa somos socios de la Orquesta de Extremadura y no nos perdemos ni un concierto de abono, así como las amenas  charlas previas de Santiago Pavón. La Orquesta de todos, en cuya gestación tanto peso tuvo Paco Muñoz en su época de consejero de Cultura, es hoy ese lujo de todos que en estos días nos trae su arte a casa, mientras dure penduleando sobre nuestras cabezas el maldito bicho. No hay día en que no podamos desde casa saborear ese chute de cultura, que nos traen con gracia y arte. Tengo dos huenos amigos en el plantel que me visitan con su música y me honran con su presencia. Javier Borreguero, violin y Gustavo Castro, trompa, pasean ya con soltura por el salón de mi casa y van dejando caer notas y sonidos que me hacen más llevadero el confinamiento. Si alguna tarde se retrasan, salgo al balcón de mi casa de Santa Marina y con la compañía de las palmas de mis vecinos de Agustina de Aragón, les recuerdo que les estoy esperando, hasta que volvamos al día de poder ocupar nuestros asientos en el Palacio de Congresos de Badajoz, ese templo musical que va a formar ya para siempre parte de mi memorial de jubilado, ese escenario cultural de que gozamos en Badajoz gracias a la gestión de personas como Paco Muñoz. Hay, en esos días que estamos padeciendo, algunas tardes en que nos puede la melancolía, que nos echa para atrás el deseo de seguir en casa leyendo, pero las palmas y los saludos de vecinas y vecinos, de balcón a balcón, obran el milagro de espolearnos, para agradecer su labor a tantos profesionales (de la sanidad, de Cuerpos de Seguridad, repartidores de prensa, quiosqueros, distribuidores de alimentación, servicios de Limpieza, funcionarios municipales anónimos,) que están dado su alma por nosotros, por todos, Como, sin ir más lejos, a gentes como Javier y Gustavo que desde sus casas nos alegran la tarde con sus músicas y sólo con una trompa o un violin y unas generosas sonrisas nos hacen superar esto del bicho con la magia de la música.

(Publicado en la edición impresa de HOY el 8 de abril de 2020, después de muchos días de confinamiento)