jueves, 18 de noviembre de 2021

Patinete en el Centro de Salud





(Imagen en los pasillos del Centro de Salud Ciudad Jardín. Por aquí atravesó el joven llevando de la mano su patinete, tan fresco)

Son cosas mías, pero en los últimos días soy visitante asiduo de mi Centro de Salud "Ciudad Jardín" de Badajoz y allá que he ido las veces que me han invitado. Hace días, el martes 16, fui a hacerme un analísis (léase así, con acento fuerte en la sílaba lí, a-na-lííííí-sis) y acudía descamisado con la papela en la mano. Una enfermera redondeó la faena con el pinchazo y me quedé sentado a esperar un rato, brazo doblado, para que no queden señales muy visibles del aguijón, aunque en invierno las capas de mangas de camisa, jersey y chaquetón tapan todas las fealdades. Mi sorpresa fue cuando vi entrar a un jovenzuelo con la papela en la mano izquierda (se llama orden clínica o algo así, ya lo sé ) y dando su mano derecha a su acompañante, que, fiel cual ovejita lucera, le seguía en la cola. Por lo que puede ver tras la puerta entreabierta, el joven llegó se cuadró ante la estudiante de Enfermería que  le tocó para hacerse la extracción (a mí también me tocó una estudiante, que hacía su último día de prácticas y que me dio un pinchazo perfecto, del que no me quedan señales). La sanitaria en cuestión fue a agarrarle el brazo para ponerle esas gomas que ayudan a que se tensen las venas para que la sangre salga al tubito con más alegría y su sorpresa fue que en lugar del brazo agarró el manillar del patinete con el que el joven se había colado hasta la sala de extracciones. Hubo que buscarle un aparcamiento al cachivache en el noble recinto (llamémosle así). Cuando la sanitaria concluyó la faena, el joven, sin pensarlo dos veces, abandonó el lugar con desparpajo y fuése a la calle con su inseparable artefacto de la mano. No sé yo si el consejero Vergeles o mi médico Juan Torres o mi enfermera Amelia Gragera tendrían una respuesta rápida si a alguien se le hubiera ocurrido protestar. Había por allí, ya pinchado, un hombrecito con pinta de ser tan de campo como yo, que bien  podría haber pedido que le permitiesen entrar hasta la consulta llevando a cuestas su Pasquali (un tractorino muy apañao). En fin, estos son los nuevos tiempos. A vé...   


(Publicado en la edición impresa de HOY el jueves 18 de noviembre de 2021)

miércoles, 3 de noviembre de 2021

De la columnilla al tararí


Se reía mucho José María Casado, el exitoso inventor de Universitas Editorial, cuando yo le explicaba suavemente ante sus requerimientos. "A esto le vamos a hacer un tararí". Un tararí, periodísticamente, era como aventar la paja en la era, para ver de dónde venían los aires y si se podía separar bien la paja del trigo, si la limpìa en la era de verano iba a dar resultado. Si aquella limpia no funcionaba, el tararí quedaba abortado y del asunto nunca más se sabía. Yo redacté muchos tararí que a veces se revolvían contra mi y me doblegaban el brazo hasta hacerme recapacitar y convertirse en croniquilla, en nota elogiosa, a veces en necrológica apresurada, otras en epílogo a una noticia frustrante...Por ejemplo, llegaba el diputado Isidoro Hernández Sito con el puro y te reclamaba un espacio para "piar" porque la avena loca se estaba comiendo las humildes amapolas y allá que salia el consejero Francisco Amarillo buscándose en los bolsillos un decreto que le permitiera frenar los avances dialécticos del populista, agarrado como tenía por los bajos al consejero, quien negaba la mayor... De aquellas diatribas las hay a cientos en la hemeroteca de HOY y ahora las podemos revivir a diario, con los concejales que andan por los pasillos municipales sin que quede demasiada constancia de sus nombres y sus logros. Para el tararí de entonces bastaba añadir un "¡cállese, consejero!", echarle unas flores a la pared y pensar que aquello se podía dar por zanjado. Para la posterioridad quedaron frases como las de Luis Ramallo ("por más que miro, no encuentro caciques", dijo) que murieron de éxito, tal como llegaron, y se fueron porque nadie supo exprimirlas. Hoy, estos yermos campos municipales aportan poco salsa y ya no están la retranca de Manolo Sosa, de Manolo Rojas, de Delgado Valhondo, de Sánchez Escartin, de Antonio Guevara, de Alberto González (afilando los lápices para ser cronista oficial). Pasarán a la pequeña historia municipal de la ciudad alegre y desconfiada, más como un tararí municipal que como otra cosa. Como pasará, para mal, este mismo tararí, a vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 3 de noviembre de 2021)

lunes, 18 de octubre de 2021

Ahí viene el IBI, insert coin

 En los pasillos municipales de Badajoz empezará a sonar desde mañana jueves día 7 el mismo piticlín que hace el onomatopéyico sonido de las máquinas tragaperras cada vez que un incauto jugador o jugadora echa una moneda o monedo ("insert coin", dicen) por la correspondiente ranura. Piticlin, piticlin, van cayendo los euros al saco del amo de la maquinita, que ve como va engordando el caballo o la yegua, según los casos. La "dolorosa" del recibo de la contribución, que antes se dejaba caer sobre nuestros bolsillos en el mes de julio se ha pasado ahora a octubre, lo que es de agradecer, aunque los pensionistas no tendremos más paga extra hasta diciembre. En mis años jóvenes se instauró en la editora de HOY una paga extra en octubre que venía a ser una generosa bufanda para los  gastos derivados de la vuelta al cole. Una vez jubilado (muerto el perro, se acabó la rabia) tal paga desapareció y aquí estamos esperando que la dolorosa del IBI de este año no se haya subido a la parra. También en mis años jóvenes era tradición que el grupo mayoritario municipal le cediera a la oposición la responsabilidad de la concejalía  de Hacienda, pero me temo que la buena educación política municipal ha pasado a la historia. De aquellos tiempo recuerdo la disposición del otrora concejal Nicasio Monterde, pero desapareció del mapa. Dicho lo cual, sólo me queda como a todo contribuyente la opción de la paciente espera. No a que me reduzcan el importe del recibo, sino a que me devuelvan con intereses mi esfuerzo de solidaria aportación a los muchos gastos que genera mi ciudad en todos los órdenes (infraestructuras, basura, aguas, educación, alumbrado, transportes, policía y un largo etcétera), a los que yo debo aportar mi grano de arena. Y lo que quiero, lo que queremos, es que nos devuelvan no tanto como el ciento por uno, pero sí el esfuerzo en la eficaz gestión. Son muchos los miles de euros que el ayuntamiento, por la vía de esa papela dolorosa, va a recaudar en estos días y creo que el asunto está en manos de Eladio Buzo, Esperamos que se gestionen bien. Insert coin, please. ¡Qué cruz


(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 6 de octubre)

jueves, 26 de agosto de 2021

Nunca saldrás en los papeles


Venga, hija, levántate rápido, tienes que ponerte a estudiar. Septiembre está cerca, los exámenes a la vista. Anoche te dije quince veces que te fueras ya a dormir, que dejaras la Nintendo y las consolas, que hoy toca repasar, ir fresca al encuentro con los libros. No debes perder el tiempo de esa manera. Mira tus amigos, seguro que todos a esta hora están ya corriendo en la playa o en el gimnasio. Son lecciones de la vida que debes aplicar cada día. Si hubieras aprovechado el curso no tendrías estos agobios. Pero tu te has empeñado en hacerme la vida imposible, una mártir estoy en casa por tu culpa, que no puedo ir a los siete días de oro de El Corte Inglés ni al mercadillo ni hacer las conservas de tomate, con lo que me gustan las conservas de tomate y de pimientos, ahora que están baratos. Tampoco yo he podido ir este año a la playa por tu culpa y a ver dónde voy a coger color si no es en la terraza de casa, cuando todas mis amigas han estado en La Antilla o en Los Boliches, en Chipiona no te digo y yo ni moreno de Las Crispitas ni de la playa de Amigos del Guadiana. A este paso no serás capaz de sacar las dos asignaturas que te quedaron de tercero ni la de segundo que se te ha atragantado. Sí, ya sé que estoy mezclando cosas, unas con otras, pero es que me hierve la sangre, esa sangre que tu no tienes que parece que es horchata lo que te corre por las venas... y, otra cosa, que todavía no te has molestado en echar los currículos, que a lo mejor te habrían cogido en Mercadona de reponedora, para colocar las cajas, o en Amazón que de seguro ahí hacen falta mujeres fuertes y altas y tu lo eres. A este paso, no serás nada en la vida. Ni saldrás en los papeles.


Publicado en la edición impresa de HOY el 25 de agosto de 2021


sábado, 26 de junio de 2021

Un alcalde que sea de pueblo

A los que somos de pueblo, porque nacimos en un pueblo, no nos importa que haya algunos seres que nos minusvaloren porque ellos sean capitalinos o nacidos en una ciudad. Viene esto a cuento de que un anunciante ha estado buscando a través de un anuncio pagado en estas páginas de HOY a una señora, de cierta edad, para que se vaya con él, que la tratará como a una reina. Y la ha buscado a través de lo que en jerga periodística se llama un 2 por 2. Exactamente 2x2. Esto es, 2 columnas de ancho por 2 módulos de alto. Y ha pagado una pasta gansa por los anuncios, que acaban en el texto siempre igual: "No importa que sea de pueblo".

Ahora resulta que Badajoz, que es un pueblo, está huérfano de alcalde. Y este pueblo, por suerte, ha tenido casi siempre alcaldes de pueblo, excepto en los tiempos en que lo gobernaba un marqués, que de todo ha habido. Me ha tocado la suerte de conocer y de hablar en el despacho oficial de la alcaldía, tuteándonos, a Jaime Montero de Espinosa, a Luis Movilla, a Juan Salas Terrón el Breve, a Manolo Rojas, a Gabriel Montesinos, a Miguel Celdrán y hasta ahí llegó la riada, porque sólo he intercambiado un saludo educado con mi penúltimo alcalde, Fran Fragoso, reconvertido ahora sólo en concejal y esperando irse a casa, al que conozco pero no me conoce porque no nos hemos presentado mutuamente y tan solo nos hemos cruzado cuando los dos íbamos o veníamos a comprar el pan. Así pues, tal vez haya que acabar recurriendo a poner un anuncio de 2x2, diciendo que una ciudad de alto standing, con 153.652 habitantes, busca alcalde y no importa que sea de pueblo.
Digo yo que una ciudad como esta no tendría que estar pendiente del tira y afloja que se puedan traer entre manos los señores concejales. Y que en todo caso, la pugna política, admisible y aceptable, no debería pasar por el forcejeo de que unos y otros lleguen a las manos. A vé..

Publicado en la edición impresa de HOY el sábado 26 de junio de 2021

viernes, 4 de junio de 2021

Café con sacarina y tejadillo


La vida en una ciudad cabreada como Badajoz es un continuo dilema. Un pueblo grande, eso es lo que somos, con muchas inquinas, con no pocas dudas. Como dice Martinez Mediero (¿qué haces, Manolo, que nos has privado de tus cartas a la directora, cortitas y enjundiosas? Yo creo que la directora Manuela Martin, a la que auxilia la eficaz Gema Pinilla, debe echarse a temblar cada vez que le llegue un correo de Manolo). Pues va y dice Martínez Mediero que esta de Badajoz es una ciudad alegre y desconfiada. Y lo rubrico yo también. Porque, ¿cómo no ser desconfiados con la que se avecina sabiendo que solo nos queda medio alcalde para descuartizar y retazar en este par de años que le restan de legislatura. Al señor Gragera, con sus zapatos de ante, le vi tímido el pasado jueves por la tarde en la inauguración de la Feria del Libro, detrás del otro medio alcalde actual, en la comitiva oficial, intercalado con Luis Landero (qué genial discurso el suyo, ahora que como yo ocupa más espacio del habitual, cosas de la báscula), con Paloma Morcillo concejala de Cultura (con mayúsculas, por favor), con el otra vez aspirante José Antonio Monago, con el sempiterno JuanMa Cardoso, con el arquitecto Paco Hipólito junior que pasaba por la otra orilla de la feria en busca del tejadillo y las rejas. Debían estar también por allí alguno de los cronistas de la villa con el generoso Julio Yuste que no cabría en sí de gozo con su fenomenal y valiosa exposición de libros de cocina impresa, en fin, con tanta gente que saboreaba las delicias de un San Francisco más guapo que nunca... pero todos desconfiados, con la mosca tras la oreja, que el bicho sigue ahí, como el dinosaurio. Luego vino el colofón el domingo con Jacinto Marabel Matos, presentado por el cronista incansable, don Alberto, que entusiasmado con el libro de Marabel Matos (no se olvide el apellido de su abuelo Luis Matos) no le dejó espacio para hablar. Pero había que tomar rápido café con tejadillo y sacarina y abandonar el salón de presentaciones, desconfiados porque el bicho sigue ahí. A vé...

Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 2 de junio de 2021

jueves, 11 de marzo de 2021

¡A mí la cuadrilla!







Caía un sol de justicia en la inmensidad del llamado Llano Amarillo, donde servidor, con su cetme (la escopeta, vaya) a cuestas, hizo la instrucción militar en Cerro Muriano. Hasta allí llegaron un día cuatro aguerridos soldados, de los de pelo en pecho, a convencer a los reclutas de las excelencias de hacer la mili en la Legión. Una Compañía o una masa de cientos de extremeños les escuchábamos y a algunos lograron convencer, se hicieron "lejías". Y era común que en aquellos tiempos de los años 70 del siglo pasado se contara que cuando un lejía se encontraba en un apuro (un altercado callejero, una pelea, una disputa -eso también- una borrachera mal llevada) bastaba con que gritase "¡a mi la Legión!" para que desde todas las esquinas, calle o plazas cercanas los "caballeros legionarios" salieran en defensa del lejía que estaba en apuros. Era una honor defenderle, sin preguntarse si el tipo era un mal nacido o una hermanita de la caridad. Ahora, año pandémico del 2021, ya no resonarán esos gritos aunque haya también situaciones de apuro en las que uno se ve inmerso, con o sin su consentimiento. Ya no debe gritar reclamando la ayuda de los lejías, sino de las cuadrillas.  Tal es el caso de lo que nos sucede en Badajoz cuando decidimos dar un paseo por los alrededores o por el centro de la ciudad... Losetas rotas, agujeros, baches, imbornales que abandonan hasta las ratas temerosas de las simas y grietas en el suelo, raíces de árboles que se retuercen hacia el cielo, cables que salen de las farolas sin las oportunas tapas... A toda esa situación posbélica que luce Badajoz quiere ponerle remedio el todavía alcalde Fragoso antes de irse a pasear al Senado por el salón de los pasos perdidos, que también lo habrá igual que en el Congreso. Para enderezar y adecentar los suelos de Badajoz el Consistorio ideó lo de las cuadrillas, ya se sabe: tres trabajadores con una carretilla, un oficial con un ayudante y un peón, un poco de cemento, agua, una bolsa con los bocadillos, un concejal detrás señalándoles aquí, ahí y aquí... un pico y  la pala de oro... para quitarnos todos los baches de Badajoz. Si es que cuando mi conviviente o un amigo me dice "vamos a dar un paseo" me echo a temblar. No, pasear por Badajoz, no. Y eso que las rutas habituales (a mi edad, ya saben, que acabé la mili en el Castilla 16 allá por los años 70), son en la línea recta que va desde la Plaza Alta hasta el Carrefour de la carretera de Valverde, pasando por el campo de San Juan, la calle del Obispo, las oficinas de Miguel Murillo y Ana G. Delgado en el López de Ayala, la avenida de Europa, Fernando Calzadilla, Damián Téllez... todos ellos, en definitiva, lugares peligrosos hasta para los paseantes precavidos, que miran bien donde poner el pie antes de echarse otro pasito palante. Por si acaso, con el móvil a punto por si hay que llamar al 112 tras alguna caída propia o ajena, servidor va pian pianito tratando de evitar los patinetes y los veladores que aún están sembrados en las aceras. Y si llegara el caso de que haya que pedir ayuda, al alcalde de ahora, al que dicen que vendrá o al lucero del alba, ya no habrá que echar mano del grito "¡a mi la Legión!" No. Tendremos que decir "¡a mi la cuadrilla!". Y ya en el suelo, cautivo y desarmado, preguntarse quién será hoy el concejal de la cuadrilla. A vé...


(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles, 10 de marzo de 2021)

jueves, 4 de marzo de 2021

Los adioses del Imserso


Sin gana, como decía aquel que pregonaba que hacía meses que había dejado de fumar e iba echando humo por la calle.
- ¿No decías que habías dejado el tabaco? Vas fumando-, le espetó un amigo.
-Sí, voy fumando, pero sin ganas.
  Pues eso nos había pasado al final, cuando parece que todo se acabó. El año pasado por estas fechas ultimábamos los preparativos para el viaje que nos había concedido el Imserso. A Jaén, a La Iruela, Linares, La Carolina, millones de olivos. Con nosotros Fausti y José; Paqui Díaz y Diego Gutiérrez León de Almendralejo; Tomás Manzano de Castuera y su peña de amigos de Villanueva; Jesús Romero, que fue profesor de la Escuela Oficial de Idiomas en Badajoz y Charo; Monse Villard y su marido... Nos jartamos de olivos, la verdad. Y fue nuestro último Imserso. Uno, que ya va siendo un retablo más que carroza, acaba recordando que por estas fechas cada año estábamos expectantes a ver si llegaba la carta del Imserso, a ver si en las islas o en la península, en las estancias de la costa, en los viajes culturales... En fin, la oferta del Imserso era amplia y apetecible, por eso nos agolpábamos ante el ratón del ordenador o en las agencias de viajes... Las experiencias no siempre fueron óptimas, pero había posibilidad de recorrer mundo, conocer más gente, la gastronomía, clases de natación y meneos en el agua amontonados en las piscinas de los hoteles, concursos y karaokes, rincones de la piel de toro, monumentos, clases de baile en los que los alumnos repetían una y otra vez los mismos pasos, otra gente, otros hábitos... Todo eso se nos ha derrumbado. Porque, a vé, a quien se le ocurre que 60 jubilados se metan ahora en un autobús hasta llegar al avión o al destino. Compartiendo vapores en cuatro paredes. No, los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. Fue bonito mientras fue posible. Tal vez vengan tiempos mejores. Adiós Imserso, adiós, a vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el 13 de febrero de 2021)

miércoles, 20 de enero de 2021

Los asombros de Javier Leoni

Hace más de siete años que Javier Leoni no está con nosotros, se salió de escena en julio de 2013 por la cuarta pared de algún teatro y se fue a sembrar las ilusiones que los cómicos van desgranando en los patios de butacas o en las más humildes corralas. Esta mañana, de cualquiera de estos días, he vuelto a la Biblioteca Pública del Estado en Badajoz, tras un tiempo de desamores y ausencias con este recinto. He sentido que desde el cartel que da nombre a su calle, Javier Leoni me estaba incitando a que hablase de los asombros que en su día asolaron a Jesús Delgado Valhondo.  Siempre que me acerco a una biblioteca me acuerdo de Jesús, por sus asombros, por su árbol solo. Y sólo de asombro se puede hablar si se piensa en la tira de años que ha estado el lejío de la Biblioteca en pie, lleno de baches, de charcos, de chinatos, sin que nadie encontrara solución. Pero, de repente, ¡zasca monumental, resulta que ha quedado de dulce el entorno de la Biblioteca y uno se pregunta por qué, si se podía hacer. no se ha hecho antes. ¿Competencia entre administraciones, celos, desidia de unos, cachaza de otros...? Todo ello es aplicable también ahora al entorno de la Plaza de Toros de Badajoz, que dicen que van a preparar y arreglar como se ha hecho con la Biblioteca Bartolomé J. Gallardo. Definitivamente, muchas de las calamidades que estamos pasando se deben a cuestiones como la lucha por las competencias, el desmedido afán de unos por sobreponerse a otros (tu fijas el horario del toque de queda, yo te impongo el mio), por demostrar quién tiene la sartén por el mango... Así no es de extrañar que el pobre Javier Leoni acabase tan pronto (que "temprano madrugó la madrugada", por desgracia para todos, tan pronto) haciendo mutis por el foro.


(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 20 de enero de 2021)