jueves, 4 de marzo de 2021

Los adioses del Imserso


Sin gana, como decía aquel que pregonaba que hacía meses que había dejado de fumar e iba echando humo por la calle.
- ¿No decías que habías dejado el tabaco? Vas fumando-, le espetó un amigo.
-Sí, voy fumando, pero sin ganas.
  Pues eso nos había pasado al final, cuando parece que todo se acabó. El año pasado por estas fechas ultimábamos los preparativos para el viaje que nos había concedido el Imserso. A Jaén, a La Iruela, Linares, La Carolina, millones de olivos. Con nosotros Fausti y José; Paqui Díaz y Diego Gutiérrez León de Almendralejo; Tomás Manzano de Castuera y su peña de amigos de Villanueva; Jesús Romero, que fue profesor de la Escuela Oficial de Idiomas en Badajoz y Charo; Monse Villard y su marido... Nos jartamos de olivos, la verdad. Y fue nuestro último Imserso. Uno, que ya va siendo un retablo más que carroza, acaba recordando que por estas fechas cada año estábamos expectantes a ver si llegaba la carta del Imserso, a ver si en las islas o en la península, en las estancias de la costa, en los viajes culturales... En fin, la oferta del Imserso era amplia y apetecible, por eso nos agolpábamos ante el ratón del ordenador o en las agencias de viajes... Las experiencias no siempre fueron óptimas, pero había posibilidad de recorrer mundo, conocer más gente, la gastronomía, clases de natación y meneos en el agua amontonados en las piscinas de los hoteles, concursos y karaokes, rincones de la piel de toro, monumentos, clases de baile en los que los alumnos repetían una y otra vez los mismos pasos, otra gente, otros hábitos... Todo eso se nos ha derrumbado. Porque, a vé, a quien se le ocurre que 60 jubilados se metan ahora en un autobús hasta llegar al avión o al destino. Compartiendo vapores en cuatro paredes. No, los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. Fue bonito mientras fue posible. Tal vez vengan tiempos mejores. Adiós Imserso, adiós, a vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el 13 de febrero de 2021)

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