Las instalaciones han sido cuidadosamente rehabilitadas, como puede apreciarse en las imágenes
Ahí
al lado, Elvas se asoma tímidamente al Carnaval de Badajoz, la gran
fiesta de la participación popular que no puede olvidar a nuestros
vecinos portugueses, tan cercanos pero a veces tan lejanos. Desde
Elvas hay vistas privilegiadas de este Badajoz que en estos días
carnavaleros se despereza y se olvida de fronteras y de
convencionalismos.
Desde
la Sierra de Nossa Senhora de Graça se divisa en los días soleados
un Badajoz espectacular, si bien es preciso decir bien alto que la
atalaya desde la que contemplamos Badajoz en la lejanía no es menos
fantástica. No se contemplan desde el fuerte bien las luces de la
noche, que sólo son visibles cuando se deja caer la tarde y el día
empieza a acariciar el jorosco de las primeras oscuridades.
La
Sierra de Nossa Senhora de Graça acoge desde sus 484 metros de
altitud la singular fortaleza que Portugal ha rehabilitado
invirtiendo seis millones de euros con ayudas de la Eunión Europea,
que en aras de cumplir su máxima de “unidos en la diversidad” ha
colaborado a que la Humanidad no pierda este espacio que fue testigo
de infinidad de historias, un espacio que se ofrece con sus puertas
abiertas al visitante. Corría el año 1763 cuando se inició la
construcción de este lugar en cuya labor llegaron a despositar sus
esfuerzos hasta 6.000 operarios, según los datos que Portugal
facilita. Una tarea ingente que se prolongó por espacio de 30 años.
Fue un ingeniero francés, Etienne, quien dirigió los primeros
trabajos que después serían continuados por Guilherme Luís de
Valére, el cual siguió la ardua tarea de organizar la construcción
con el beneplácito del Rey y del Marqués de Pombal.
La
historia cuenta que a la conclusión de las obras allí se aposentó
una guarnición militar de 1.200 soldados de infantería, a los que
compañaban 200 de Artillería. Estaba claro que la misión del
Fuerte de Gracia (o Fuerte de Lippe) era estratégica y defensiva,
porque desde sus más elevadas cotas puede otearse la llegada de
cualquier elemento extraño a varias leguas de distancia. El
Regimento de Artillería de Estremoz sería el encargado de las
tareas de defensa y vigilancia, merced a las 144 bocas de fuego que
posibilitaban la disuasión a cualquiera que pensase acercarse.
Cuenta la historia que el Fuerte fue objetivo militar en la Guerra de
las Naranjas (año 1801) y sufrió un bombardeo en 1811.
Resistió
valientemente el asedio de tropas extranjeras en la Guerra de la
Independencia española, en la guerra de la Restauración, guerra de
los siete años y se resalta que jamás fue conquistada por enemigo
alguno, lo que hizo de esta fortaleza, que es el orgullo de Elvas, un
bastión inexpugnable.
Ya
en tiempos más recientes, en la dictadura de Oliveira Salazar, fue
destinado a prisión militar y desde 1975 el Fuerte fue prácticamente
abandonado a su suerte, aunque permaneció bajo discreta custodia
del Ejército lo que no impidió que se cebaran en él vándalos del
más variado pelaje, quienes hicieron peligrar el futuro y la
integridad de esta instalación. Por fortuna, tras la rehabilitación
y la ya citada inversión de seis millones de euros, el Fuerte ha
vuelto a cobrar vida y hoy es testigo mudo de una época de la
historia.
En
el pasado mes de noviembre las más altas autoridades de la República
de Portugal asistieron a la reapertura de esta instalación que se
ofrece diáfana al visitante. Aunque con cierta dificultad para al
estacionamiento de vehículos en sus inmediaciones, situado a poco
más de un kilómetro de Elvas, el Fuerte simboliza un punto de vigia
a tierras españolas en unos momentos en que las relaciones entre
ambos paises gozan de buena salud, aunque con discrepancias en el
tema ferroviario que perjudican a los extremeños.
Bajo
sus majestuosos salones el fuerte encierra en sus aljibles el agua
caida del cielo y en sus pasillos y estancias queda constancia del
paso sucesivo de soldados o reclusos, que soportaron con valentía
los rigores de la vida militar o carcelaria. Muchos de sus sucesivos
moradores dejaron en las paredes de la fortaleza señales de su paso,
que con buen gusto han sido respetadas y se muestran desnudas a los
ojos del asombrado visitante.
En
el año 2012 la Unesco declaró al fuerte Patrimonio mundial de la
Humanidad.
LO
QUE HAY QUE VER
Elvas
tiene muchos lugares a los que el visitante debe dirigirse si quiere
llevarse al regreso no solo recuerdos sino también vivencias. Según
la oficina de Turismo do Alentejo, merecen destacarse los siguientes
enclaves:
ACUEDUCTO
DE AMOREIRA: Con casi 8 kilómetros de extensión, desde su inicio en
Amoreira hasta la Fuente de la Misericordia en el centro de Elvas,
este acueducto es uno de los más importantes ejemplos de la
arquitectura hidráulica del país. Con galerías subterráneas y
canal al nivel del terreno, su cara más imponente toma forma en la
arcada sustentada por robustos contrafuertes que llegan a alcanzar 31
metros de altura. Las obras para su construcción comenzaron en 1537
pero el agua sólo corrió finalmente en el año 1622.
FORTALEZA:
Elvas fue la primera ciudad fronteriza en ser fortificada
permanentemente después de la Restauración. La construcción tuvo
lugar entre 1645 y 1653, siguiendo el método holandés, siendo
realizada con siete baluartes y cuatro medios baluartes. Con los
fuertes de Santa Luzia y Nuestra Señora de Graça, es considerada
una de las mayores y más bien conservadas fortificaciones
bastionadas del mundo, con un perímetro superior a 10 kilómetros.
IGLESIA
DE SAN PEDRO: Fundada en 1229, es una de las más antiguas de la
ciudad conservando un bello portal románico-gótico decorado.
FUERTE
DE NUESTRA SEÑORA DE GRAÇA: Ópera prima de la arquitectura militar
(1763/1792) es uno de los puntos más altos de la región para
defender la entrada Norte y marca el fin del sistema defensivo de la
ciudad. Su construcción fue ordenada por Don José I. Dispone de
cuatro baluartes y presenta soluciones originales en tres líneas de
defensa que llevaron a su resistencia contra los ataques españoles
durante la Guerra de las Naranjas y al bombardeo de las tropas
francesas en la guerra Peninsular.
MUSEO
DE ARTE CONTEMPORANEA: Inaugurado en 2007, el MACE atesora más de
tres centenas de obras de la colección Antonio Cachola, que abarca
obra de artistas desde la década de 1980 hasta la actualidad.
MUSEO
MUNICIPAL DE FOTOGRAFIA DE JOÂO CARPINTEIRO: Situado en un antiguo
cine de la localidad, reúne gran cantidad de cámaras fotográficas
y cientos de fotografías, un laboratorio para revelar fotografías,
una biblioteca especializada y un banco de imágenes.
(Publicado en la revista oficial de Carnaval del Ayuntamiento de Badajoz de 2016. Febrero 2016)