viernes, 8 de octubre de 2010

Cochinos y cochinas viviendo en mi calle








Decir cochinos y guarros o guarras a algunos de mis vecinos es quedarse corto, es ser demasiado indulgentes para con estas demostraciones de guarrería pura y dura que algunos están haciendo en estos días de implantación de los nuevos contenedores de basura. Algunos vecinos y vecinas ignoran la forma en que hay que comportarse para dejar las basuras en los contenedores que ahora ya no están en el mismo sitio en estaban colocados que antes y que a algunos vecinos les supone que se los han puesto en sus narices y a otros se los han llevado a 50 metros de la ubicación anterior. Algunos usuarios de estos servicios, algunos seres con los que nos encontramos a diario en la calle tan simpáticos, tan educados, tan de ducha más que de aseo diario, han iniciado una peculiar campaña contra el resto de los ciudadanos. Y dejan las bolsas en mitad de la calle, a sabiendas de que ahí no las van a recoger los empleados del servicio de Limpiezas, quienes tienen la obligación de llevarse cada día los contenedores, pero no las bolsas de basuras que aparecen en rincones y esquinas. Saben estos vecinos que se exponen a ser sancionados si los pillan con las manos en la masa soltando la basura en las aceras, fuera de los contenedores, pero les da igual porque en Badajoz la vigilancia también brilla por su ausencia y no hay policías municipales para hacer cumplir por la fuerza con las obligaciones vecinales, bien porque no hay policías o porque los dedican a otros menesteres. Tal vez durante las mañanas pueda verse a algún policía Local por las calles, pero en las tardes ya es más difícil encontrarlos y mucho menos por la noche. Así, tendremos que seguir aguantando y esperando a que se les caigan las manos a los incívicos. Tentado estoy de sentarme en la esquina de mi calle con un libro y un garrote en la mano, para arrearle al primer sospechoso que vea caminar hacia la esquina con una bolsa de basura. Mi malestar es compartido por otros vecinos que hasta han puesto carteles admonitorios, algunos sobre paredes igualmente llenas de pintadas de mierda que nadie nos quita y nos hacen avergonzarnos de vivir si no en esta ciudad, sí al menos en calles como la mía, Agustina de Aragón, que ya he dicho que es una de las calles más guarras de Badajoz, si no es la que más luces la guarrería de algunos vecinos.

(Además, en esta calle gozamos de la presencia de algunos gatos a los que les encanta despedazar las bolsas de basura. En fin, todo un primor. A ver si el concejal señor Ávila es capaz de disponer de algunos policías más que hagan entrar en cintura a los vecinos guarrosy cochinos).

4 comentarios:

Paz López dijo...

¡qué ascazo! no me lo podía creer, pero ahora con las fotos no me queda más remedio

animales de bellota es lo que son

Esther dijo...

Pues yo si pudiera me plantaba con la cámara de fotos en la calle y a esperar a los cavernícolas.
Vaya gente guarra, guarra.

Manolo, yo mismo dijo...

Bueno, ya se ha conseguido que de la colección inicial de guarros/as queden solo dos, que no hay narices a que lleven la basura al contenedo y nos dejan la bolsa todas las noches en la esquina. A ver si los pillamos. El otro día ví a uno, jubilado de banca, un tio muy largo, dejando cajas de zapatos junto al contenedor de los cartones. En alguna cajas había zapatos viejos, serán de la estirada de su mujer... ¿Se creerá que alguien se los va a poner? Pero sepa que lo conozco, sé quién es, sé donde vive y sé dónde no trabaja.

Anónimo dijo...

A los que se quejan de que los contenedores están lejos los llevaba yo a vivir a mi casa. Cerca de allí hay un vecino que tiene escondidos dos contenedores de los antiguos, con lo que el más cercano me queda a 975 metros. Ni que decir tiene que el uso de un furgón es obligado para mí.
Yo no cumplo los horarios, pero intento dejar la basura en algún contenedor en el que los olores no molesten a nadie.
Lo que sí cumplo es con los plazos de pago de los impuestos, que me los cobran igual que a tí, mi amado hermano.