martes, 21 de febrero de 2012

La eclosión de las fragonetas



El mercadillo de los martes, un paraíso de fragonetas y monovolúmenes, que son como el Arca de Noé del personal... ¿Y qué me dicen del tractor verde airosamente aparcado en Santa Marina? (Fotos, M. LÓPEZ)


La contemplación de la cabeza de un tractor aparcada días atrás en la Avenida Santa Marina en Badajoz me ha llevado, por asociación de ideas, a los momentos en que yo veía en mi infancia furgonetas estacionadas en las calles de mi pueblo y la ciudad. Particularmente señalada era la presencia de furgonetas en la Plaza de San Andrés, hasta donde llegaban las “dekauves” de los pueblos (la de Francisquino Marin, la de Genaro, la de Jacinto Marabel), que nos dejaban allí a los viajeros para que al término de los mandaos (luego se decían encargos, ahora se dice gestiones) volviéramos al lugar para emprender viaje de regreso. Después de San Andrés (donde también se aparcaban los “milquinientos”, otro vehículo mítico, igual que el Pontiac de Blasito) las furgonetas se trasladaron al salto del Caballo, al lado del bar del Micha, un flamenco de postín ya desaparecido. Y, a la par, en muchos pueblos, estaban los tractores como ese que he visto en la Avenida de Santa Marina y que no sé si es del Ayuntamiento (luego, habrá un concejal del tractor) que lo usa para retirar las ramas de los naranjos o es de algún agricultor que ha ido a las oficinas de Caja Rural a cobrar la PAC o a pagar algún impuesto, que es lo que más hacen, mayormente. Del tractor he vuelto a las furgonetas que ahora pueblan algunos lugares como esos nuevos objeto de culto que son los mercadillos, en los que ya se llaman fragonetas. En los dos mercadillos de Badajoz hay decenas que se agolpan en los días señalados, siendo gentes del pueblo gitano su casi exclusivos propietarios. Son las fragonetas como unas nuevas arcas de Noé (en ellas cabe de todo), donde no sólo se viaja acompañando a la mercancía sino que se hace una buena parte de la vida familiar, se come, se echa la siesta de media mañana, se hacen las oraciones, se jalea a Estopa... La fragoneta, hoy ya monovolumen, es ya para ellos una unidad de destino en lo universal. Sin duda.

(Publicado en la edición impresa de HOY el lunes 20 de febrero de 2012)

8 comentarios:

Paz López dijo...

¡te leo!

el espontáneo dijo...

Me ha encantado. Y no sé por qué, pero ha venido a mi memoria cuando yo era pequeño y me asomaba a la ventana de mi casa en la calle Las Peñas - luego Eugenio Hermoso - a ver pasar las mulas del Chato. Ya sea en fragonetas, en mulas o en bicicletas, siempre es bonito hacer un viaje a los recuerdos.

Esther dijo...

Estopa y también Camela a todo trapo!

Juan Cerro dijo...

Manolo, en tus artículos, siempre te las ingenias, para de una forma u otra, introducir alguna referencia a nuestro querido pueblo. Me encanta.

ANTONIO TRIGO LORIDO dijo...

D. MANUEL, Hacia mucho tiempo que nos tenias huérfanos de esos artículos tuyos, tan buenos y tan porrineros. Sigue con ellos, que me encantan. Un abrazo.

Manolo dijo...

Para Antoniom Trigo y Juan Cerro

Sería yo muy mal hijo de nuestro pueblo si no aprovechara toda oportunidad que se me brinde para hablar de lo nuestro, de nuestra gente, nuestras calles, nuestra vida en este rincón llamado Salvaleón y que nos vio nacer a vosotros y a mi y al que siempre estamos volviendo.

Anónimo dijo...

Mi querido Manolo,alla en el cubo Barrantes habia un molinero que trabajaba de sol a sol para dar de comer a su familia.El viejo molino,al igual que los campos de trigo que en el porrino abundaban,era feudo del sr. del castillo.Todo iba bien en el valle hasta que una pertinaz sequia,como la ahora existente,comenzó a agostar el cereal,que cada vez llegaba a la molienda en menor cantidad.Un buen día, el señor del castillo mandó llamar al molinero que,embadurnado de harina,se presento raudo.
Mira Martin,cada vez hay menos trabajo por estos pagos -le explico el nomble- Son días duros.
A mi me lo va a contar vuestra merced -le interrumpio. Tengo dos jovenes retoños que se ven obligados a buscar leña en el porrino o a ayudad, por la voluntad,a quien lo necesita.
Bueno al menos tiene labor.
Si,pero de ella ni comen ni pueden vislumbrar futuro.
Compuso el señor del castillo un gesto de astucia.
Dejarás la molienda y seran tus hijos quienes trabajen.
No se fue Martin muy convencido del castillo, pero como el amo le ordenaba y era por el bien de los muchachos ?. Sin embargo,se entristecio mucho cuando supo que sus hijos precibian la mitad de la maquila que el siempre habia cobrado.
Y,por fin,tornaron las lluvias.El trigo creció veloz, amarilleo los campos y dio tanto grano, que ni en los silos de Paco Perez cabia.Acudio entonces Martin a la fortaleza.
Ruego a vuestra merced que me permita regresar al molino.
¿ Y que hago con tus hijos ?
Han vuelto los buenos tiempos mi señor.
Ahora tengo cuatro manos por el precio de dos.
Aún asi, no daran abasto?
Tranquilo Martin -sonrio el señor-.
Por suerte para mi, lo que sobran son manos.
Esto es la reforma laboral Sr. Lopez.- Mc+dc

Manolo López dijo...

Amigo anónimo: Me deja la historia del Cubo Barrantes un regustillo de mal sabor. Por lo lechera de la situación, por la posición y el sufrimiento del padre, esclavo de toda la vida, que lega a sus hijos esa indeseable herencia, la de la esclavitud. Contra eso hay que rebelarse. Y en esa lucha, amigo anónimo, estamos tu y yo, la de la rebelión contra los fuertes. Pero cuidado, que los poderosos están en todas partes. Hasta en los aledaños del Cubo Barrantes. Ten cuidado siempre al pasar por allí. Y gracias por tu lectura y por asomarte a estas letras.