jueves, 20 de febrero de 2014

Desfile carnavalero sin naranjas









(Las naranjas son bravías totales, incomestibles. Fotos M. L.)


Ya ha llegado la hora. O han cambiado al jefe de los jardineros o alguien ha tomado conciencia del problema. O hay más trabajadores en Jardines del ayuntamiento o esto es consecuencia del efecto Carnaval y seguramente el concejal Miguel Ángel Rodríguez de la Calle se ha dado cuenta de que le podían chafar el desfile a naranjazos, con lo que ha querido evitar una reedición de la guerra de las naranjas dado que (como dicen los matemáticos)  los carnavaleros han advertido de que el desfile va a ser reivindicativo. El hecho es que hace unos días han empezado a recolectar las naranjas bravías que otros años se pasaban días y semanas en los acerados de nuestras calles. Había lugares especialmente molestos, en los que al pasar se solía pisar ese fruto inútil, válido sólo como adorno de los frondosos naranjos que campan a sus anchas por algunas avenidas de Badajoz, como Santa Marina. Días y días las naranjas rodando por el suelo, siendo pisadas tanto por los peatones como por los coches y llenando las aceras de una mugre difícil de limpiar. Este pasado lunes andaban ya de limpieza y para este miércoles habían avanzado lo menos quinientos metros limpiando (¡). Una de dos: o esa cosa es muy laboriosa o hay pocos trabajadores o se los han llevado a otro sitio.
  Tengo escrito por ahí que al entonces alcalde Luis Movilla se le encendía la luz allá por el mes de mayo y él o algún concejal (por ahí andan –no escribo todavía, que sería una maldad- Antonio Guevara, José María Reino Amador, Antonio Regalado, Aurelio Mejías, Genaro Sánchez Escartín…­-), tomaba recado de escribir y dictaba que se fuesen a pintar las marcas del suelo de las calles de Badajoz, con lo que se ponía un poco de orden en el tráfico rodado (sic) antes que llegase la feria de Badajoz y el circo de Ángel Cristo llenase la calle del Obispo de elefantes cachondos siguiendo a Bárbara Rey… Pero, qué digo, qué cosa es esta, ahora que hasta los circos parece que molestan. Será porque a los monos circenses les gusta tirarse entre sí plátanos y naranjitas… A vé…

(Publicado en la edición impresa de HOY el jueves 20 de febrero de 2014)

No hay comentarios: