miércoles, 2 de abril de 2014

Yo denuncio al concejal, a la Policía, a mi mismo


   (El vagabundo de F. Calzadilla, liándose un cigarro a base de colillas recogidas en la calle. Al fondo, su equipaje a las puertas de lo que fue una oficina de Caja Extremadura, el lugar que usa para dormir y lo hace a cualquier hora del día, cuando la cerveza surte efecto. Foto: M. L.)


Hace unos años se nos murió un alemán que más que gritar, graznaba cerca de la estación de Autobuses. Nadie le entendía y no sé qué fue de él en sus últimos días. Y ahora, un día de estos, se nos van a morir un par de vagabundos que pululan por las avenidas Fernando Calzadilla y Saavedra Palmeiro (¡qué ironía, las llamamos avenida y sólo son un cacho de calle!). El que ha tomado por sede un portal de algún comercio abandonado, en Saavedra Palmeiro, con sus mantas perfectamente dobladas y sus enseres en un carrito de Carrefour, parece un poco más cívico por el trato a los paseantes. Igual de desgraciado es el de Fernando Calzadilla, aunque este pasado lunes golpeó con su litrona el paraguas de una mujer que se acercaba a hacer la compra al Eroski. Entre risotadas, ajeno al respeto, este mostrenco acostumbra a acosar al personal que pasa por Calzadilla, especialmente a las mujeres. Ahí ha depositado su humanidad enorme y sus reales. Se ha llamado a la Policía local, han acudido, se lo han llevado a la Unidad de Psiquiatría del Infanta tras rescatarlo de los techos de varios coches y a la media hora ha reaparecido gritando, salvaje. Lo siento. Este señor se merece que alguien se ocupe de él. Y por eso yo denuncio desde aquí al concejal de Seguridad Ciudadana (¿lo hay, no?), al Jefe de la Policía Local y a los municipales que pasan a diario buscando coches aparcados en doble fila y no se percatan de los ciudadanos que andan aguantando la doble fila de los que duermen en portales, a donde los hemos arrojado entre todos.Y me denuncio también a mi porque seguramente no he hecho todo lo que debía por resolver el problema de este ser humano que está bebiendo litronas desde las 8:15 de la mañana y durmiendo como si fuera un salvaje al lado de lo que en su día, ¡vaya ironías de la vida!, fue la sede de un banco bueno, hasta con su cajero automático para meter las tarjetas salvavidas de todos, menos de este ser humano. Y yo me acuso el primero (Y pronto, elecciones, ¿eh?)

(Publicado en la edición impresa de HOY el miércoles 2 de abril de 2014)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Le felicito por su publicación. eso deberíamos hacer todas las personas y así funcionarían mejor las cosas

Manolo López dijo...

Gracias, amigo, por su sensibilidad y por tomarse la molestia de escribir este comentario. Muy amable por su parte. Un cordial saludo