lunes, 30 de agosto de 2010

Mis calles, mi gente, mi pueblo














¿Es la melancolía o es la viva imagen del recuerdo bruscamente despertado de una larga siesta, de una prolongada noche? ¿Es la hora dudosa de la tarde en que empiezan a entremezclarse el día que muere y la noche que nace? ¿Es el aire aún respirable preñado del olor de las hojas de higueras alineadas, cercanas a donde la besana se alió con los terrones? ¿Es el canto de los pardales acompañados de sus múltiples saltitos, es el silbo largo y lento del cuco, es el graznar de los grajos o de algún mirlo negro como los milanos, que busca desde el cielo su alimento, sin darse cuenta de que lo más le llena su alma es el paisaje soberbio con el que se emborracha cada vez que hace una majestuosa pasada sobre los higuerales, por encima de la era, arriba de los trigales, sobre los barbechos, las dehesas, el bosque inmortal de alcornoques y encinas y hasta de las esterqueras? ¿Es el paisaje lleno de calles sinuosas, todas con sus historias, testigos del paso de innúmeros personajes que han ido dejando en estas casas, en esos tinaones, en estos cercados, parte de sus pequeñas historias, jirones de su piel, sobre donde han depositado sus miradas, ahormado sus sueños, llorado sus pesares, enterrado sus alegrías, alimentado sus sueños, amamantado sus suspiros, sus besos, sus quejídos, sus lágrimas, sus abrazos? Es mucho más que sólo todo eso.

Salvaleón, aquel verano de 2010.

2 comentarios:

La niña dijo...

Ya echaba en falta tus escritos.¡Cuantos recuerdos!,espero que sean muchos,muchos más,ésos veranos tan placenteros.Besos

Paz López dijo...

¡qué chula te ha quedado la foto de la plaza del pueblo!