Ha sido una experiencia divertida, aunque no he bailado. Quizá lo más divertido ha sido todo lo que ha girado en torno a los teléfonos móviles y a las preguntas a Candelaria, la azafata de Mundo Senior, respondiendo una y otra vez a las mismas cuestiones. (Espero que el lector ignore lo que decía de estos viajes la lengua viperina de Alfonso Guerra: “Estos del Gobierno, ¡qué buenos son, que nos llevan de excursión!)
Como no había en el grupo mucha gente de campo (se veía alguna gorrina campera, eso sí), pues no hemos podido asistir a las preguntas del excursionista a la familia acerca de si ha parío o no la vaca Lucera o si el año viene bueno de higos o si han recogido ya alguna camá de patatas. El encontronazo mayor es ante la bolsa del pic nic, cuando el venerable público descubre que no trae ni jamón ibérico, ni lomo, ni gazpacho frío ni un botellín de vino...
Al salir de Madrid con destino a Badajoz, la azafata anuncia una parada de 40 minutos. Una excursionista contesta al teléfono, con el silencio respetuoso y curiosón de todo el autobús. “¡Que llegamos a Mérida a las siete y media! Antes vamos a parar en... a ver, en Gargantera...” Carcajada general y enseguida los demás nos animamos a soplarle el nombre. ¡En Gargantúa, en Garguera, en el Lagarto...! Y los fue repitiendo todos. Pero era en Lagartera.
(Publicado en la edición impresa de HOY el jueves 21 de junio de 2012)
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