miércoles, 30 de enero de 2013

Uno de los 500, pero con mesura

Soy uno de los pacenses que hace años llevamos con orgullo el carnet de socio de la Biblioteca Bartolomé J. Gallardo. Llevo el carnet y lo he usado muy activamente hasta que me lo impidieron por mor del traslado de la biblioteca. Me han privado meses del uso y disfrute de los libros, pero lo daba por bueno si a cambio puedo disfrutar de ese espacio tan vital para la ciudadanía.
  En resumen, me he aguantado hasta ahora. Pero también debo añadir que soy uno de los más de 150.000 pacenses que no fuimos invitados a la inauguración. Natural, no cabríamos todos y seguro que a Wert se le erizarían los pelos (¡) de ver allí a tanta chusma ruidosa. Y aunque yo no podía estar ese día en Badajoz, quiero sumarme a los 500 que se concentraron a las puertas, aunque no soy de concentraciones y aunque no comparta algunos de los lemas.
  Desde que lo que ahora es ya biblioteca era sólo un lejío, he pasado casi a diario a patita por ese lugar y he sido testigo del crecimiento de ese espacio junto al mastodonte de la jamonería de Caja de Badajoz. Y pese a la guevez en la puesta a punto, entrega, licencia y, ¡tachin-tachin!, inauguración, yo he dado mi confianza a la Consejería de Educación y a las personas que han de regir los destinos de este foco de cultura. Y como he pasado por allí a diario he visto incluso que hasta la tiranta 27 del Puente Real rechinaba y reculaba a diario con los sucesivos retrasos, con la lentitud burocrática, con la parsimonia en las tramitaciones. En España la Administración es cruel hasta consigo misma y eso que en este caso las dos administraciones, Junta y Ayuntamiento, son de la misma cuerda. Pero han estado tirando de la cuerda no desde el mismo lado, sino desde los opuestos.
  Ahora ya hay libros abiertos otra vez, menos mal. Y Wert, que se vaya, a vé… (Ahora, visto que algunos protestantes se excedieron, aunque ratifico todo lo escrito en la edición impresa de HOY el miércoles 30 de enero, lamento que alguien actúe como un energúmeno amparándose en la masa).  
 (En la foto, lateral del edificio de la torre de Caja Badajoz, junto a la Biblioteca del Estado).

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