viernes, 2 de mayo de 2014

Mayores en la Universidad de Extremadura




(En la foto superior, de izquierda a derecha, Luis Ruiz, Luis Cintas y Luis Chávez, los tres luises. Debajo, Juan González Carmona, Valentín Sánchez Cerrato y un servidor. Los seis, alumnos de la Universidad de los Mayores, de excursión gastronómico-cultural en Borba y Estremoz el pasado invierno. Y para practicar algo de nuestras clases de portugués).

Cuando en las pasadas tardes del jodido invierno el cuerpo pedía quedarse en casa o en estas de la insultante primavera más apetece pasear (para desintoxicar, para acompañar a los nietos en el aprendizaje de los paseos, para quemar el jodido azúcar, para curiosear en los mercadillos o husmear en la bibliotecas) sigue habiendo un grupo de más de mil personas (que ya es grupo, ya y cuando se enteren algunos partidos políticos nos abordarán para pedirnos su voto o tratar de manosearnos) que en Badajoz, Cáceres, Plasencia, Mérida, Don Benito/Villanueva o Zafra acudimos a las clases de la Universidad de Mayores bajo el manto protector de la Universidad de Extremadura. Entre los alumnos hay muchos que solo conocen de la Universidad el nombre, que no han tenido la oportunidad de estudiar más allá de las cuatro reglas ni de acceder a una educación que pase de la elemental, que en muchas ocasiones es bastante más educación que la de quienes ostentan títulos de categoría aparentemente superior. Acudimos para seguir aprendiendo, junto a jóvenes alumnos (como los de la Facultad de Educación en Badajoz) que nos miran como bichos raros. Porque aparte de algunas clases ininteligibles que nos ofrecen hablando de los RCV (sí, lector, los riesgos cardiovasculares), estamos conociendo, ya con más de ¡sesenta y pico de años! tanto de las ideas de Marx o Descartes con Faustino Lobato como de las teorías de la psicología y las relaciones interpersonales con Isabel Cuadrado, de la Literatura extremeña con Enrique García Fuentes, de los avatares de la Historia y la Geografía con Inés Rodríguez y Encarna Masot, de los entresijos de la lengua de la Reina Madre (bueno, es un decir, con respeto, que se me entienda bien) con Manolo Becerro, de la Química aplicada a la sociedad actual con Lorenzo Calvo, de la grandeza del cine con Emilio Vàzquez, de la cultura del Renacimiento con ese caballero profesor que es Francisco Pedraja.

El papel que está prestando a la sociedad extremeña la Universidad de los Mayores es impagable y la sociedad ya lo reconoció dándole la Medalla de Extremadcura. Ahora somos los alumnos de esta Universidad los que estamos en deuda con la sociedad extremeña  por darnos esta segunda oportunidad que, para muchos, es la primera. Los becarios y el personal de la Secretaría y los responsables del programa Miguel Caballero y Florentino Blázquez bien merecen el aplauso que no les regateamos.

(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 2 de mayo de 2014)

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