Me
contaba Manolo Pérez, el veterano
locutor y ex director de RadioCadena Española en Badajoz, en aquellos buenos
tiempos en que en Sailor´s una noche si y otra también nos pasábamos “a lo
fregao”, que en su juventud (porque él también fue joven, no crean) se iba a
las murallas de Mérida a tirarle
pedruscos a los enemigos de Calamonte
al grito de guerra de “calamonteño, rabúo” (espero que no se me molesten ahora
ya por recordarlo). Porque en Mérida siempre han tenido muchas piedras, para
dar y tirar y no como en Badajoz, donde lo que abunda son los chinatos. De eso
quería yo hablar hoy otra vez porque hace unos días un colega colaborar de esta
columna, Fernando Sánchez Lavado, se
refería a la Plaza de Conquistadores diciendo que el pueblo la había bautizado
como el lejío de los chinatos y exactamente no es así. Fue el entonces alcalde
de Badajoz Gabriel Montesinos, (que
también llegó a la alcaldía de rebote como Fran
Fragoso), quien defendía la firma de
la cesión de terrenos a El Corte Inglés, a la que se oponía el Partido Popular
de aquel momento, con Miguel Celdrán
como primer espada (era concejal, pero en la oposición). Incluso el PP llegó a
propiciar la colocación de pancartas en los edificios que hoy miran a El Corte
Inglés, en las que podía leerse “Yo también quiero la plaza”. Tuve la suerte de
ser yo como plumilla el que recogió y aireó después siempre que pude aquella
frase: “Esa plaza no vale para nada. Es un lejío de chinatos”. Triunfó la opción
de El Corte Inglés porque el PSOE tenía mayoría en el ayuntamiento y parece que
el resultado no podía ser mejor de lo que ha sido. Hoy, junto a lo que fue el
lejío de los chinatos, por desgracia, permanece sólo el que bien podríamos
llamar el lejío de las palmeras.
(Publicado en la edicióm impresa de HOY el viernes 22 de agosto de 2014)
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