lunes, 20 de marzo de 2023

Si la gata se pone de parto en mi casa...

El Ayuntamiento de Badajoz se puso bravucón una vez (¡) y denunció y multó con 40.000 duros o más a una entidad cultural autonómica, cuya sede central estaba y está (como casi todo) en Mérida. Aquellas 200.000 pesetas de aquellos años eran la respuesta municipal a la Consejería que sembró de octavillas la calle del Obispo en Badajoz, a la que se condenaba además a recoger los papeles, dos semanas después de haberse producido los hechos. Nunca más se supo. Las octavillas se las llevó el viento y a un superviviente de aquella época se lo recuerdo y me sacude y me dice, “anda, chacho, mira, tienes una cagadita en la chaquetina, échate pallá” (Esto es, que te calles y mires para otro lado). Pero yo insisto: “Luis, dime si se pagó aquella multa”. (Me mira por encima de las gafas tras fruncir su entrecejo propio). Por eso y no por otra cosa me viene a la mente lo que dice en la eternamente inacabada plaza del Pirulo el frutero Emilio Gamito, de Villafranco, hijo del Emilio Gamito de Santa Marta de los Barros. Él se referirá a los que procuran nadar y guardar la ropa. Dice: “Si la gata pare en mi casa, los gatinos son mios”.

Ya, si eso, otro lunes hablamos de los gatinos, ¡miau!, a vé…


(Publicado en la edición impresa de HOY el 20 de marzo de 2023)

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