lunes, 30 de marzo de 2009

¿Era una verbena de amapolas o una explosión de jaras?



Diez años ya, Dios mio,diez años hace que te fuiste sin esperar a abril. O los cincuenta años, seguramente, que se han cumplido de cuando en el cortijo de Las Navas nos hacías rezar el rosario y aquella eterna letanía, tu recitando turris eburnea, mater amabilis, mater admirabilis, refugium pecatorum, consolatrix aflictorum y nosotros delante, a lo mejor enrollando ovillos de lana para hacer los jerseys, ora pro nobis, siempre ora pro nobis... Algún cárabo o una oropéndola cantaría afuera y padre se vio obligado a matar una gata que se comía los huevos, la madre que la parió. La gata cayó bajos los efectos de unas estenazas (bueno, eran unas tenazas). Otra vez después de echar una pelea en el cortijo padre y Luis Tijerilla salieron a matar un águila impresionante mientras yo me venía con la burra a traer la leche al pueblo y Josefa se hartaba de pelar patatas, porque tu, siempre tu, la madre, decías que sí, que las freías, pero había que pelarlas y picarlas. El águila o el buitre, a saber, cuando fue reducido después de un tiro de la escopeta del 12, arrancó un puñado de sangre, de nuestra sangre, de los cansados brazos de padre, hace más de 50 años. ¡Y tu, madre, diez años ya, Dios, diez años ya! Entonces fue tal vez una verbena de amapolas y hoy es sólo y nada menos que una explosión de jaras...
Tu atenta mirada nos seguía mientras flotábamos sobre los canteros de maíz, dejando paso al agua, obligando a las esquivas gallinas a huir de allí, espantando a los gallos y a los patos (no, patos no había) ...-. Tu estabas siempre allí y nosotros, - turris eburnea, auxilium cristianorum, regina angelorum- te seguíamos como hoy con la mente puesta en tus momentos de agonía, cuando yo ejercí la cobardía de no estar en tu última hora. Pero vosotros dos habéis estado en nuestras vidas, en las de todos nosotros, en todo momento. Y lo que antes fue una verbena de amapolas a lo mejor hoy es sólo una explosión de jaras, aquellas que nos recomían en La Bejarana con los jogarzos, que tanto trabajo nos dieron, que tanto quisimos hacer desaparecer. Diez años. Es largo plazo. Pero pronto -diez, quince, ojalá que veinte años- estaré por ahí. Que ellos, Josefa y Juli, lleguen muchísimo después. Pero a mi que me lleven con vosotros, junto a vuestros queridos restos, para besaros en silencio, con mi otra gente, mis cuatro mujeres que llegarán mucho después. Para cogernos de la mano, vacíos los ojos, para sentir cerca vuestra respiración. Quiero estar a vuestro lado una eternidad, oir silbar el aire, que estén con nosotros Francisco y Luis, que la vaca Lucera se pasee por allí, que algún pardal trine aunque nos despierte, que sintamos el aire de La Bejarana y de Siete Vientos, que todos nuestros queridos niños anden correteando por el patio de la casa de nosotras, como dien ellas, que pisen los berros y beban leche fresca de vaca recién ordeñada, que nos invadan aunque sean las abubillas, que haya cigueñas y oropéndolas, Dios, que volváis, que volváis. Dios, padre,madre, ¡cuánto os quiero, cuánto os queremos ahora!

4 comentarios:

La niña dijo...

He visto tu sms a la 1,he vuelto para verlo.Estoy segura que alli arriba,donde quiera que esten,si ya se han modernizado y tienen internet,estaran gozando viendo lo que escribes.Sigue haciendolo,no dejes de hacerlo tenemos que hablar de ellos,asi parece que estan con nosotros.De aqui no se va a ir nadie por lo menos en 35 años,tenemos que dar el "visto bueno "a las novias/os de los nietos.Besos,hermano.Jose

Jota dijo...

Tenías que escribir algo. Es lo que me encontré esta mañana. Es cierto. Tenías que escribir. Ellos lo leen, Niña, porque Luis ya hizo esa Web que dijeron hace casi dos años. Francisco habrá echado una mano poniendo cables, sujetos con alguna punta retorcida sacada de las faldriqueras de Padre, que andará jugando al dominó con Mano Juan Sanjuan, mientras Madre, siempre Madre, feirá las patatas para cenar. Tanto tiempo sin ellos, y tantas cosas por las que seguir.

paz dijo...

Secundo a la niña, de aquí no se va nadie por lo menos en 35 años, que a mis niños les tendrá que hacer alguien de canguro!

Esther dijo...

eso eso, yo sin la bendición de los titos no descanso!