lunes, 2 de marzo de 2009

Lo que se esconde tras un colchón


No cuesta mucho trabajo imaginar qué puede esconderse tras un colchón abandonado. Cuando el colchón es nuevo uno puede pensar en noches de amor, en cálidos amaneceres, en vigorosas siestas calurosas de verano. Cuando sobre ese mismo colchón ha transcurrido el tiempo, si es que no ha pasado de cama en cama, de cuerpo en cuerpo, alojando ora a la madre, ora al padre, a los esposos, al viajero, al amigo, ese elemento de la casa puede contar historias de los pesos gozosamente soportados, de los abrazos encumbrados en él, de los arrullos amorosos, del dolor soportado en noches de insomnio, del sudor de la fiebre o del amor, del frío de la muerte, del dolor, de la risa, del llanto. Colchones, nada menos que colchones que son testigos diarios de nuestra vida, a los que uno se acostumbra con dificultad cuando son nuevos, a los que cuesta trabajo coger el truco de la colocación cuando han sustituido a otro anterior. Cuántos no habremos recordado los viejos jergones de paja o de hojas de maíz en los que dormimos de niños, cuando el colchón de lana pura de oveja ya era un lujo. Hoy, un colchón es casi una mercancía de desecho. Docenas de ellos pueden verse tirados en las cunetas de las carreteras y hasta en barrios de postín de nuestras calles. La gente tira el colchón al comprarse uno nuevo y ni se inmuta pensando que ese colchón, con sus muelles, podría ser reciclado aunque lógicamente no usado de nuevo como lecho para dormir. Por eso cuando veo abandonado un colchón en una calle siento melancolía, deseos de preguntarle a quién cobijó. Pero él no ha de contestar. Es su sino. Callar y dejarse llevar, ya viejo y abandonado, como si no hubiera vivido tiempos de esplendor.

Foto: Juanito Mateo, con uno de los últimos ejemplares de colchón abandonado que, como buen pescador que es, ha capturado en la calle General Palafox, esquina a la calle más guarra de Badajoz, Agustina de Aragón

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me ocurre una utilidad más para el colchón: escondite de dinero. Parecía que eso de guardar el dinero debajo del colchón se había olvidado, pero qué va, hace poco han sorprendido a un 'pájaro' con el colchón repleto de billetes. ¡Ya me gustaría a mí tener 200.000 euros guardados en el colchón, o 100.000...

Esther dijo...

pues yo con 10.000 me conformo!

Anónimo dijo...

Sois unos ansiosos. A mi, 1.500 me venían de maravilla, ea, que no quede por generosidad...

Anónimo dijo...

Don Manuel, me encantaría ponerme en contacto con usted referente al torero Juan Luis Pizarro, si fuera tan amable mi correo es elpaseillo@yahoo.es
un saludo.