martes, 16 de noviembre de 2010

Ya no me voy de Badajoz




Esto se anima, ya no me voy de Badajoz. Y se anima, para mi, porque yo me creo casi todas las cosas que dicen los periódicos, aunque tengo por seguro que lo único que no suele fallar en los periódicos es la fecha y el precio y a veces, oigan, ni eso. Si lo sabré yo...

Esta mañana he leido que en diciembre nos van a quedar Badajoz de dulce. Y claro, me ha dado un subidón de alegría y me he dicho que ya no me voy de aquí, que quiero asistir al espectáculo de las máquinas baldeando, los operarios trabajando y silbando alegremente, el personal ciudadano, ellos y ellas, echando las basuras en su sitio y los perritos haciendo sus cacas, como debe ser, en las mismas casitas de su legítimos dueños (bueno, los perros y los gatos, que ahora hay una invasión de gatos por culpa de una individua que anda poniéndoles latas con comida y agua para que los pobres mininos sobrevivan, esto es la leche).

Pese a este panorama que se nos avecina de tan extrema limpieza, algunos vecinos se quejan de que aún están en su calle los primitivos contenedores verdes y muchos de los putrefactos y asquerosos amarillos todavía no han sido sustituidos por los nuevos, esos que vienen con dos ojitos como los de los camarotes de los barcos, pero en chiquinino. Y es que nunca va a poder llover a gusto de todos. Yo me imagino las malas noches que ha debido pasar el concejal de la presunta limpieza señor Ávila, soñándose con camiones, con bolsas de basuras, con cacas y recordando su famosa frase que a buen seguro puede estar siendo ya desmenuzada en letrillas para los próximos carnavales. Si, aquello que dijo de que “no ha quedado ni una colilla”. Ni una colilla.... amos, ¡venga ya!

Lo que no acabo de entender es por qué no hay letreritos y carteles indicadores de las prohibiciones para los dueños de los perros y para los demás ciudadanos (es que yo distingo entre ciudadanos y ciudadanos con perro, que no suelen siempre ser lo mismo). En casi todas las ciudades se ven aún carteles que no debería ser necesario que estuvieran: prohibido tirar papeles al suelo, prohibido sacar la basura antes de las 9 de la noche, prohibido hacerse en la calle aguas menores, prohibido escupir... pero somos una sociedad que necesita le estén recordando constantemente las obligaciones. Y hay sitios en los que han tratado el asunto con ingenio, como en Sevilla, donde a los contenedores verdes de vidrio les han pintado unas superbotellas para que el personal se fije en que la botella es allí donde tiene que estar y no en el suelo ni en otro sitio.

Mientras tanto, a esperar venturosos ese prometido diciembre en que vamos a ganar por goleada el campeonato mundial de limpieza. A ver si ahora, de verdad nos dan la escoba de plata, y no... un escobazo.


1 comentario:

Paz López dijo...

¡qué chulo el contenedor!