miércoles, 5 de enero de 2011

Mogollón de potencia






Va y dice Rubén, que sólo tiene 6 años, que su Neo Machines 6383 Turbochopper “tiene mogollón de potencia”. Ahí es nada, potencia 6383 (que yo creo que no es 6.383, sino un 6383 que aludirá a cosas que yo no entiendo y él entenderá pronto, cuando sobre su cabeza pasen sólo unos cuantos años). Y lo dice en esta víspera de Reyes que me recuerda a cuando en mis noches de Reyes a lo más que podía aspirar era a la potencia de algún caballo de cartón, a los 15 vatios (mi padre y mi madre, Dios los bendiga, le decían bujías) que tenía el cine NIC en el que mis hermanos y yo veíamos aquellas películas que parecían ser de dibujos animados, pero que sólo eran un rollo de papel que iba girando movido por la mano del que tuviera la suerte de haber cogido la manivela adelantándose a los demás asistentes a las improvisadas sesiones de cine.
Las sesiones, abiertas y sin entrada, las hacíamos en la que le decíamos la sala de abajo, donde proyectábamos sobre una pared aquellas aventuras del perro Pluto y de algún otro muñeco que hacía como que se movía, nada comparado con la maravilla que fue la televisión unos años después.
Al cine venían los vecinos y amigos los días en que nos dejaban encenderlo, que no eran todos porque había que considerar el gasto de la luz y no era cuestión de tirar largo. Por allí pasaríamos mis hermanos Francisco, Josefa, Luis, Juli, y su ristra de amigos y los primos. Gilito, Juanito Cachimba, quizás hasta Antonio la Lauriana, la Toribia la moza, la Aguasantas y su madre mi tia Torobia que en gloria esté, mis primos Manolo Corrales y Felipita, la Quica la tonta que se tiró al pozo y se nos ahogó entre mis desconsolados sollozos, Juan García, Joselín, Lauriano, José Cachimba y sus hermanos Luis y Amalia y la Mari, tal vez Olegario, María Gago que también se nos murió ya, la Juani la de Abdón, Juan Cuenda y su hermano Daniel, las mellizas Jose y Reme que seguro también estuvieron, la Cristi Malpica que ya se nos murió, Tomás mi vecino de la puerta falsa, la Juani la del comercio y la Josefa y la Mari, mis tías que bien no recuerdo pero seguro también vendrían, porque un cine NIC era mucho, total ahí es nada, una ventana al mundo en la sala de abajo y Pluto persiguiendo los huesos en bosques imaginarios entre árboles vistos y no vistos...

¡Ah!, aquel Cine NIC, que nos trajeron unos Reyes que tenían nombre y apellidos, aquella ventana a un mundo por descubrir, a una vida tan increíble. Y no es que entonces la luz fuera cara o barata, es que sólo llegaba después de las 9 de la noche en verano, cuando José Serrano le daba a la palanca del transformador que suministraba a todo el pueblo, pero una luz mortecina de 125 vatios, que sólo permitía iluminar parcialmente los pasillos de las casas con las bombillas de las 15 bujías, una luz que se nos iba muchas noches y andábamos como fantasmas por los pasillos, alumbrándonos con las mariposas metidas en un plato de cinz con un poco de aceite, con lo que se daba a las casas un aspecto fantasmagórico, que nos enseñaba a jugar y a hacer sombras chinescas con más imaginación que acierto.
Y, pese a ello o gracias precisamente a ello, acaba de decir el ministro señor Sebastián hablando de la luz que esto de la subida de las tarifas viene a suponer como el precio de un café al mes, dando él por sentado que en una familia de dos personas lo normal es que cada persona (o persono) se tome un café al mes. No se sabe bien si el ministro pone los cafés al mismo precio que los estimaba Zapatero, que era a 80 céntimos. Ha debido subir el precio, que a mi me está costando a un euro de media, aunque en el Bar El Chino, que para eso es concejal y socialista de toda la vida, el café cuesta a 80 céntimos, por seguirle la corriente a Zapatero y no dejarlo mal. (El Chino, que yo recuerde, no fue nunca a mi casa a ver el cine NIC. Tal vez sí su hermana Josefa, que trabajó hasta la extenuación para mi abuela Concepción).
A mi esta frase del ministro Sebastián me recuerda a la del que fue ministro de Sanidad, Sancho Rof, cuando dijo que lo del aceite de colza era cosa de un bichito que si se caía al suelo reventaba. Frases más redondas se han dicho en la alta y en la baja política, pero estas dos vienen a ser del mismo calado y de la misma intensidad intelectual.

Pero de eso no tiene la culpa Rubén que ahora, 55 años después de aquellos mis siete años de entonces, alude al neo Machines turbochopper que le han traido los Reyes (creo que no han sido ellos sino el tio ese de las barbas blancas) y dice de él que tiene “mogollón de potencia”.

5 comentarios:

Paz López dijo...

No, el de las barbas blancas no ha sido, han sido los reyes magos de toda la vida!

la niña dijo...

¡Qué tiempos!...pero acuerdate que tambien veiamos cine en Las Navas por las noches,pero aquella máquina seguro que tenia mogollón de eso que dice Ruben,porque de eso hace unos cuantos años,asi como 54.

Anónimo dijo...

"No, el de las barbas blancas no ha sido, han sido los reyes magos de toda la vida!"

Pues eso, Supersimpática, el Rey Mago de las barbas blancas de toda la vida, Melchor ó Gaspar, qué más dá, porque Baltasar aún es jovencito y no tiene barba...

Manolo el de la pala dijo...

Anónimo,cucha,chiquino, ¿y tu de quién eres?

Anónimo dijo...

"Anónimo,cucha,chiquino, ¿y tu de quién eres?"

Yo soy el "chico" de Mano Francisco y la Señá Jacinta. A la sazón, tu hermano, "el niño".

Es que el primo alemán este que tengo no me deja utilizar los perfiles y salen las cosas así.