sábado, 12 de mayo de 2012

Contra sua vountade


En mis devaneos diarios de observador por Badajoz debo pasar cada día ante multitud de negocios. Bueno, ya son menos. Bastantes han echado la llave y lucen el odiado cartel de cerrado (hay uno en la Plaza de la Estación de autobuses de Badajoz que campea: “Cerrado por baja materna”. No dice maternal, escribe materna.Vale). A esos carteles les falta añadir, como harían en Portugal, el cierre indeseado de la leyenda, como el broche de una columna periodística, ese que puede arrancar un esbozo tímido de sonrisa, que es lo que nos va quedando en esta vida de sobresaltos diarios. Paso en mi caminar por el Cerro del Viento, la Avenida de Sinforiano Madroñero, el Puente Real, la avenida de Elvas, el puente de la Universidad, Santa Marina... y me fijo con detalle... ¡Qué gran campo de acción para el ministro De Guindos, cuántas puertas podrían cerrar él y Montoro en estas millas de oro de la Banca pacense! Ayer mismo, sin ir más lejos, miré la oficina de Caja Madrid al laíto mismo de El Corte Inglés (iba a escribir que, desolado, “miré los muros de la patria mía”) y como un despistado pensé que si hubiera caído por ahí Rodrigo Rato haría un buen rato que Ángel Romero Grano de Oro hubiera debido llevarse su inmobiliaria Inmoverde a algún otro lugar de las habitualmente conocidas como las millas de oro de Badajoz, que si la calle Menacho, que si la Avenida Juan Pereda Pila (esa es ahora, dicen, la milla de oro pacense, con todos los compro oro que se han instalado ahí y a los que se suma en sugestivo color azul el “compro plata” con el que sobrevive un buen amiguete y en el que trabaja Gonzalo). En esas lugares de los otrora prósperos negocios campean ya, como digo, esos letreros de cerrado. Es el fechado portugués, al que sólo le falta el broche final, el que nos hunde definitivamente, el “contra sua vountade”. A vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 11 de mayo de 2012)

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