(En las imágenes, algunas muestras del buen trabajo de hombres anónimos en las calles y avenidas de Badajoz.) Fotos: M. L.
Sí, yo estoy seguro de que era por
mayo todos los años, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor. Algún
pajarito (entiéndase bien, un experto municipal como lo era el maestro Bonilla) le soplaba al entonces
alcalde de turno que había que pintar los pasos de cebra, que estaba al caer la feria. Eso sucedía cuando el alcalde de
Badajoz era Luis Movilla y en el
ayuntamiento había funcionarios tan
eficaces como Carmen Ramírez Soto o el
secretario del alcalde, Ventura
(ellos dos, con la señora de la centralita de teléfonos, eran la auténtica
troika municipal, comandados por José
María Aguado en los tiempos en que fue secretario general del ayuntamiento).
En los tiempos de Polanco llegaban
portugueses por cientos a los toros y a comer calamares en la barra del Hotel Río (esos eran sólo los que habían
venido conduciendo sus Mercedes y pasaban la frontera con César Cuervo), andaba por aquí Angel Cristo con el Circo Ruso y
paseando los elefantes por la calle del Obispo.
Gerardo Barredo representando a los feriantes se enganchaba con el
permanente Genaro Sánchez Escartin o
con José María Reino Amador y con Antonio Guevara, que echaba balones
fuera para poder jugar el Trofeo Ibérico, que allí entrevisté yo a Cruyff fumando en el Hotel Zurbarán y a
Iribar (que me puso semejante cara
cuando le pregunté por los etarras); y a Rocío
Jurado con Pedro Carrasco y a Paco de Lucía (que no es un cantante) y
a Alberto Cortez y a Torrebruno y a Manolo Escobar, y a Víctor
con Ana
Belén y a Sampedro y a Ruiz Giménez y a Fraga y a Felipe… que eran
otros tiempos, lo sé, lo sé, estoy muy carroza hoy…
Era tiempo de feria y había
que repintar los pasos de cebra, como han estado haciendo estos días, que no sé
si Fragoso se habrá aconsejado de Movilla o si la concejala de Cultura,
la periodista morena Paloma Morcillo,
ha tenido otra feliz idea (la mejor sin duda ha sido la de despachar al
truculento personaje ese de la tele que vamos a tener la dicha de no nombrar ni
ver junto a libros). Con aquello del repintado de los pasos salían a la luz
algunos de los oficios sordos que cumplen los empleados municipales en los
ayuntamientos, los que a diario nos pasan más desapercibidos.
Estas fechas de
ahora son propicias para que pueda verse más reconocida su labor. Y son tanto
jardineros como electricistas, enterradores, limpiadoras y limpiadores de los
colegios, técnicos que colocan las guirnaldas y luces, policías municipales que
ponen orden en el tráfico, evitan las motos ruidosas, amonestan a las vecinos
que sacuden las alfombras a media mañana o riegan las macetas a deshora (bueno,
o deberían)… Ya no se puede hablar de los señores de la basura, de los que
riegan las calles, de los chóferes de los camiones, que ya son de FCC y esa es
otra historia. Pero siempre estarán en la ciudad esos eficaces señores de los
oficios sordos a los que hay que reconocer su trabajo, que no sabe de medallas.
A vé…
(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 10 de mayo de 2013).
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