Mis recuerdos de infancia y pasmosa
juventud van ligados a mis aficiones musicales, a mi querer y no poder ser un
musiquillo aficionado que hacia lo que podía con la clave de Sol y el método Eslava. Mis primeros contactos con la
Banda Municipal de Música de Badajoz,
cuando el concejal responsable de la Banda era el maestro Antonio Regalado, datan de una visita a lo que por entonces era
lugar de ensayo y no sé si lo seguirá siendo en la calle Las Peñas (ahora Eugenio
Hermoso), con varias sillas mal puestas que servían para sentar las
posaderas de los señores músicos. In illo témpore yo había conocido en Pipo’s, aquel lugar de perdición, las
habilidades trompeteras de El Maceta,
un buen músico y gran persona, cuando pululaba por el local gestionándolo el
desaparecido Gerardo Barredo., que
se jugaba el tipo cada noche con los que se negaban a pagar las copas de “ las
chicas”. Allí cantaba desgarrado el “me quemaste, me quemaste, como un muñeco
de falla” un joven y entusiasta Ángel de
España que hacía las delicias de la concurrencia a eso de las cinco de la
madrugada, cargado el local de humo y de colonia barata y quizás hasta alguna
vendedora de claveles. Ya iba yo por la vida con ciertos saberes de las
corcheas, semicorcheas, fusas, semifusas, garrapateas, etc, por lo que esto de
que ahora se hayan filtrado preguntas de los exámenes para elegir nuevos
componentes de la Banda Municipal me llena de disgusto, porque viene a ser como
si alguien se hubiera tomado tan seria oposición como el pito del sereno.
Y es que está visto que ni las corcheas son ya ajenas a la pillería
humana. No sé yo si será mi colega periodista Paloma Morcillo la concejala-delegada de las corcheas, que para eso
y para todas las cosas de la Cultura se la llevó ahí Migué Celdrán, que me imagino se encogerá de hombros y dirá aquello
de a mi que “me dejen de musicas” o que se vayan con la música a otra parte. A
vé…
(Publicado en la edición impresa de HOY el lunes 16 de junio de 2014)
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