jueves, 31 de julio de 2014

Los burros de Badajoz



Historias de burros en Badajoz hay para dar y tomar. Empezando por el burro de la lejía o siguiendo por las mulas de El Chato. De eso saben algo los nacidos en el siglo pasado. También historias de dos personajes extremeños, tristemente desaparecidos, que pusieron un burro en algún momento de sus vidas. Uno fue el pintor Francisco Morán Cruz, funcionario de la Diputación de Badajoz, al que organizaron una exposición en Madrid y dijo que él se encargaba de jalearla. No eran tiempos de ruedas de prensa pero entre la prensa desoficiada de la capital se corrió la voz en cuanto que Paco Morán apareció en la Gran Vía madrileña, montado en un burrito capón con unas alforjas y traje típico extremeño, fumando su pipa. La asaetearon con cámaras y micrófonos,vendió su mercancía, se deshizo en elogios de sus propios cuadros, presumió de su extremeñismo holgadamente y cuando un listillo periodista quiso cazarle y preguntó “¿de dónde es el burro?”, Paco soltó la respuesta que tenía preparada: “El burro es de Madrid”. Las crónicas no dicen nada más y cuando Paco me lo contó hace ya muchos años se enrojecía de satisfacción.
     El otro protagonista fue Rafael Ortega, el alfarero de Fregenal de la Sierra, que exhibió una de sus creaciones con Sancho Panza delante en su burro y Don Quijote en su jamelgo Rocinante detrás. Cuando le preguntaron por qué había cambiado el orden contestó con guasa: “Ya estoy harto de que vaya delante siempre el mismo”. Me confesó el buenazo de Rafael, un hombre de izquierdas, que en aquellos tiempos temió que desde la lucecita que a decir de las crónicas lucía por las noches en El Pardo se le callara la boca. Pero la cosa no pasó de ahí y desde entonces Sancho Panza ya fue siempre por delante en su burro. Y don Quijote detrás, de segundón.

(Publicado en la edición impresa de HOY el  lunes 28 de Julio de 2014)

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