sábado, 4 de marzo de 2017

Pato con naranjas de Santa Marina






Patos en las orillas del Guadiana y naranjas de la cáscara amarga en los naranjos de la Avenida de Santa Marina. Harían una buena combinación y nos quitamos patos y naranjas de una vez .
 (Fotos M. LÓPEZ)



A mis cortas luces se les ocurre aventurar (digo a las luces) que aunque no hay mal que por bien no venga, no es menos cierto que la ocasión la pintan calva. Viene esto a cuento de la oportunidad que tenemos ahora, con la abundancia de patos y patas, de sacarle partido a semejante patada. Personalmente no me gusta la carne de pato (esto tiene muchas lecturas, lo sé, pero paso de puntillas por el tema). Y si no me gusta a lo peor es que no me han educado culinariamente. Tampoco me gusta mucho la carne de pavo y el pollo, si hay que tomarlo, pues se toma. Y es que no es raro que a uno se le queden ciertas recetas pegadas al oido, como el confit de pato, el magret de pato, el pato pekinés, el pato con salsa de uvas (pasas o no pasas), el pato al champagne y... pato a la naranja. Aquí si habría un filón que en Badajoz bien podríamos explotar. Sabido es que en la ciudad abundan los naranjos, aunque son bravíos. Como consecuencia de esa bravura, cada temporada se pierden cientos de kilos de naranjas de la cáscara amarga, para las cuales no hay consumidores porque saben a rayos y centellas. Como quiera que en esa receta el pato va acompañado de brandy, limón, laurel, vino blanco y un montón de cosas más, el mal sabor de la naranja acabaría siendo devorado por el pato y los aliños, con lo que tendríamos una primera solución a la superpoblación de patos que le quita el sueño a nuestro alcalde y a los concejales antipatos. Porque lo de pretender que una empresa se los lleve para hacer “paté de pato del Guadiana” parece muy arriesgado, habida cuenta de que el foie gras sale del hígado de los gansos y a estos ejemplares del Guadiana siempre se les ha citado como patos y no otra cosa.
Ahora, con los patos del Guadiana y las naranjas de Santa Marina, salvando a los patos de Castelar, podremos hacer maravillas culinarias. Un filón, a vé...

(Publicado en la edición impresa de HOY el viernes 3 de marzo de 2017)


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